Certificar a una ONG

. martes, 6 de marzo de 2007

Graduación. Fuente: Microsoft Office Online

Por F. Xavier Agulló. El pasado mes de Enero la Fundación Intervida, entidad del tercer sector dedicada al apadrinamiento de criaturas y su entorno, recibió la certificación SGE 21:2005 que la acredita como organización ética y socialmente responsable. Dicha certificación tiene una característica muy importante: ya la han recibido empresas privadas y también públicas, aunque todavía ninguna administración pública. Ahora una ONGD ya dispone de ella.

Es un avance importante que entidades pertenecientes a los tres sectores compartan, ahora ya sí, una misma filosofía en la gestión ética y socialmente responsable de sus respectivas organizaciones. Dicha norma, clasificada como norma de empresa y sin tener un carácter tan exhaustivo como una norma internacional ISO, permite un margen de maniobra suficiente como para ser interpretada en todos los sectores, incluso en dos realidades distintas como son España y Argentina.

El interés que pueda despertar dicha norma entre los tres sectores es, también, una muestra de que es posible compartir objetivos. Debo reconocer que soy amante de la SGE 21, precisamente por su carácter abierto, sujeto a ciertas interpretaciones y, en especial, por su amplitud de cobertura de todos los ámbitos de la RSC, aunque en algunos de ellos ciertamente peque de falta de profundidad.

Son tres desde mi punto de vista los grandes retos en responsabilidad social en el tercer sector:

Por un lado en fortalecimiento institucional, la mejora continuada y la profesionalización de la gestión, como si de una empresa se tratara. Ello implica también la necesidad de trabajar para diversificar las fuentes de ingresos, incluyendo la comercialización de productos y servicios y el patrocinio empresarial.

En segundo lugar, trabajar por la transparencia es un reto ciertamente difícil, no tanto porque sea complicado obtener la información, sino por las reticencias de dichas organizaciones a someterse a escrutinio público.

En tercer lugar, la cooperación entre entidades del tercer sector también es un tema candente, por la primacía de personalismos por encima de objetivos comunes. Cada cuál tiene su visión respecto a como solucionar los problemas, y no muestra disposición a ceder ni una pizca en el cómo. Es buena la diversidad de visiones, aporta riqueza al tercer sector, pero la cooperación entre ONGD aporta más valor para la sociedad.

Los procesos de certificación ayudan en todos estos sentidos. Al analizar de arriba a abajo la gestión e informar a los públicos pues las normas así lo exigen. La cooperación se fomenta también con una visión global, aprendiendo del resto del sector.

En este sentido es interesante una iniciativa de la empresa auditora SGS al desarrollar la certificación Benchmarking ONG's, que permite a las empresas el compararse en términos absolutos y relativos con otras entidades del tercer sector de todo el mundo. El benchmarking, término que indica comparación, ofrece valores ideales y diferencias respecto a dichos ideales, por lo que permite realizar un plan de acción. Con ello aprendemos de otras entidades, con ello nos damos más cuenta de que no vivimos en solitud en este mundo, y que hay otras entidades con quién poder sumar.



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