Escena cotidiana

. lunes, 24 de septiembre de 2007

Ropa en colgadorVersió en català

Por Rosa Alonso. Entre Raquel y la Dependienta de unos grandes almacenes

R – (amablemente) Hola, buenos días.
D- Buenos días, en qué puedo ayudarle?
R- Pues verá, quisiera comprarme un traje chaqueta para unas reuniones de trabajo que tendré en breve.
D- Sí, mire… Tenemos este traje blanco, este azul, este gris y este negro.
R- Ya, pero es que a mí me gustan los colores. No quiero parecer una ejecutiva agresiva. Soy una mujer alegre y quiero que se me note en las ropas.
D- Ui, pero eso dependerá del tipo de reunión que tenga. Vea usted que si sus compañeros son hombres, no la tomaran en serio…
R- (mosqueada) De verdad? Pues ellos se lo van a perder… no cree?
D- Bueno…
R- Además, quisiera encontrar mi talla y no veo que la tenga. Es la 46.
D- Uff, la 46? Pero eso sólo lo encontrará en tallas grandes…
R- (muy mosqueada) Grandes? Usted me ve gorda? Yo me veo fantástica
D- No si no es eso… pero, déjeme ver… sí, sí, el traje negro lo tengo en 46.
R- Bueno… si no hay más remedio… Pero, oiga, dónde lo fabrican y quien lo cose?
D- Pues no tengo ni idea, la verdad.
R- Verá, quisiera saberlo ya que no me gusta llevar ropas cosidas con menores esclavos o procedentes de telas agresivas con el medio ambiente.
D- De veras? Es usted la primera persona que me pregunta esto…
R- (cabreadísima) Sabe que le digo? Que soy mujer, que me gusta diferenciarme, que no quiero adoptar roles masculinos, que no quiero ser esclava de una sociedad que me diga lo que debo medir, que no quiero ser corresponsable de delitos humanitarios ni ambientales y que usted debería quejarse a su jefe por no dejarla conciliar un sábado por la mañana!!!

Por supuesto, Raquel abandonó la tienda y en la manzana siguiente encontró lo que buscaba. Le costó, pero su intento valió la pena. Hoy, la dependienta, ha dejado su trabajo porque se enteró que la producción venia de forma irregular e ilegal.

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