Por Laura Fähndrich. A nivel mundial, los premios y reconocimientos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) han ido creciendo y multiplicándose. Lo que está claro es que su existencia y pertinencia no deja indiferente ya que, o se defienden o se atacan de forma ferviente.
En contra:
Los argumentos más frecuentes de quienes los atacan se basan generalmente en la inutilidad y la ineficacia de dichos premios en la promoción del concepto y de las mejores prácticas de la RSE. Creen que incentivar a las empresas y organizaciones con reconocimientos y ceremonias ostentosas no es la estrategia adecuada. Según su criterio, las instituciones deberían interesarse y aplicar los principios de RSE genuinamente, pensando en la sustentabilidad de la sociedad y sin pensar en un premio final que valide sus acciones. Para quienes viven con desencanto los galardones de RSE hay otras maneras de avalar el trabajo para la mejora de las condiciones sociales, laborales y medioambientales de nuestra sociedad, como los estándares, los reglamentos, las certificaciones y las auditorías. Además, partiendo del principio que la Responsabilidad Social Empresarial, para ser efectiva, tiene que ser voluntaria, los premios y reconocimientos podrían ser, en cierta manera, “contraproductivos” ya que pueden crear confusión entre responsabilidad y mercadeo. Son puntos de vista muy loables.
A favor:
Quienes defienden este tipo de premiación de RSE tienen el convencimiento que las actividades asociadas a estos eventos dan visibilidad a la causa de la responsabilidad social y suscitan el interés de empresariado o líderes que hasta entonces no le daban importancia. Asimismo, afirman que los premios generan una competencia positiva entre empresas y organizaciones subiendo el listón y la calidad de las iniciativas de RSE y aumentando su impacto. Además, creen que contribuyen a que la todavía frágil tendencia se vuelva una actividad principal e imprescindible para cualquier compañía, grande o pequeña, que quiera ser socialmente responsable. Son iniciativas concretas cuyo objetivo es promocionar la RSE por caminos distintos a los habituales. De hecho, está claro que los premios, al igual que los cursos, capacitaciones, publicaciones e instituciones, son una buena manera de reforzar el concepto y las buenas prácticas, siempre y cuando se otorguen de manera totalmente objetiva y transparente.
Probablemente existen demasiados reconocimientos y premios en América Latina y a nivel mundial, y que la duplicación de esfuerzos a veces puede parecer una pérdida de energía, pero…¿quién dice que nuestro planeta no necesite más y mejores iniciativas de responsabilidad social?
Premios y reconocimientos de Responsabilidad Social: ¿Son realmente necesarios?
Enviado por
Laura Fähndrich
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jueves, 5 de enero de 2012
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