Por qué no me gusta la Fundación Lealtad

. sábado, 20 de octubre de 2007

Fotografía del espacio gourmet de A casa portuguesa

Por Fernando Barbero. Para quien no lo sepa, la Función Lealtad es un árbitro de las ONG en su lucha por conseguir fondos públicos en España. Bueno, ella dice que “es una organización independiente cuya misión es fomentar la confianza de la sociedad en fundaciones y asociaciones que cumplan fines de acción social, cooperación al desarrollo o medio ambiente. Con ello, se pretende lograr un incremento de donaciones y voluntariado de particulares y empresas”.

Con dicho pretexto, elaboran una Guía de la Transparencia y las Buenas Prácticas de las ONG, en la que aparecen todas las instituciones adheridas a ella, con un resumen de sus fines y actividades y con el resultado de la medida de su desempeño en base al cumplimiento o no de sus nueve Principios de Transparencia y Buenas Prácticas.

La adhesión por supuesto es voluntaria (y gratuita) y la Fundación ha establecido un sistema de formación para la implantación de los nueve principios en base a talleres de auto-evaluación de estas prácticas.

La composición del Patronato (en buena parte sus miembros trabajaron en su momento en AB Consultores) da una idea de por dónde pueden ir los tiros: Un Técnico Comercial y Economista del Estado, el Vicepresidente segundo de Mutua Madrileña Automovilista, el Director General de Intermón Oxfam y Director del Instituto de Innovación Social de ESADE, Miembro de la Junta Directiva de Global Reporting Initiative (GRI), el Vicedecano de Ordenación Académica del Instituto de Empresa de Madrid, el Presidente de Bankinter, un Consejero Delegado de Standard & Poor´s España, la Presidenta de la Fundación Científica de la Asociación Española Contra el Cáncer 2004-2006, un socio de Price Waterhouse Coopers, etc.

El fin que persigue esta organización es muy loable. El dicho de que “la mujer del Cesar debe se honesta y al mismo tiempo parecerlo”, independientemente del machismo que pueda encerrar, sirve para describir lo que debería ser la imagen de una ONG. No basta con que una organización sea transparente como el cristal en todos sus ámbitos sino que a los ojos de la sociedad debe ser un espejo al cual mirarse para ser modelo de conducta.

En lo que discrepo –y profundamente- es que tenga que haber una entidad que certifique lo anterior en base a unos principios elaborados desde una visión empresarial y no desde las propias ONG. Si esos principios hubieran sido elaborados desde la base del tercer sector y el mundo de la empresa los hubiera verificado y certificado, seguramente, no vería inconveniente, porque este sistema de gestión de la transparencia y las buenas prácticas está concebido para llenar los anaqueles y góndolas del supermercado de los proyectos llevados a cabo las ONG. Las empresas van recorriendo los pasillos de ese supermercado y van eligiendo aquellos que mejor se adecuan a sus intereses, los financian y llevan así a cabo su “acción social”. Para hacer su elección, las empresas leen unas etiquetas que, en vez del precio y el peso, describen el proyecto y el grado de cumplimiento de los nueve principios (desglosados en 44 indicadores) y, cada vez más, las empresas, por comodidad y para una posible justificación, acuden a este supermercado.

Si se leen los principios enseguida nos damos cuenta de que están elaborados para las grandes ONG. Unos ejemplos:

El primer principio exige el cumplimiento de un indicador que exige que el órgano de gobierno esté constituido por cinco miembros. También exige que se renueven con cierta regularidad.
El tercer principio habla de que debe existir una planificación formal y con objetivos cuantificables.
El principio sexto pretende que las organizaciones diversifiquen su financiación de forma que los ingresos públicos no sean inferiores al 10%. Ninguno de los entes financiadores externos debe aportar más del 50% del total de fondos.
El séptimo requiere que la estructura financiera no presente un desequilibrio permanente.

¿En qué mundo vive esta gente? Desconocen por completo el mundo del asociacionismo en España. La mayoría de estas asociaciones nace del interés de una o dos personas que luchan por algún problema en su familia o en su entorno. Si tienen la suerte de nacer en una ciudad su desarrollo será más rápido que si lo hace en el ámbito rural. Están ligadas en desde este nacimiento a los Ayuntamientos de sus ciudades que es a donde primero acuden y, posteriormente y hasta el final de sus días, se ligan a las subvenciones concedidas por las Comunidades Autónomas. La otra alternativa es que los fondos iniciales partan de la filantropía de personas que con esfuerzo muchas veces tratan de ayudar a su vecindad.

Por mucho que me pudieran jurar que tienen conocimiento del asociacionismo en España, tendría serias dificultades en creerles. El 90% de las ONG que hay en España tienen 10 o menos miembros y muchas de ellas en el mundo rural.

Esas organizaciones son la base de las ONG. Su supervivencia se basa en que las personas que las fundan continúen con su lucha. Su desaparición vendrá de la mano de la desaparición también de la causa que las originó (poco probable) o por enfermedad o fallecimiento de éstas.

Estas personas suelen ser personas que viven el día a día con muchos problemas –los propios más los de la asociación- y sin formación en materia de asociacionismo o de gestión pero con mucha ilusión, con una gran capacidad de trabajo y sin miedo al fracaso. Si les preguntas te pueden responder: - ¿Planes, qué planes…..? ¿Órganos de gobierno……..? Les sonará todo a chino.

¿Quién va a cumplir en estas condiciones los principios de transparencia y buenas prácticas que exige la Fundación Lealtad? Es más, ni saben que existe la Fundación Lealtad.
La consecuencia de todo lo anterior es que estas organizaciones, que son a las que más falta hace los fondos de las grandes corporaciones, no aparecen en esas estanterías y, por lo tanto, no pueden acceder a esa vía de financiación.

3 Comentarios:

Anónimo dijo...

Preguntas ¿En que mundo viven estos de Fundación Lealtad ?, esta muy claro en el mundo que a ellos les interesa y a quienes ocupan los tres primeros puestos de su transparente lista o mejor dicho de sus listos. Porque por algo se llaman Lealtad y no por estar en la plaza lealtad de Madrid, no el motivo es otro, son leales a Intermon, la ong ex dirigida por un egolatra manipulador con un insaciable afan de reconocimiento social, el mejor vendedor de si mismo. Y muy poca gente lo conoce tal y como es.
A ellos no les importará tu articulo, pues se han alzado como la única voz que hay que oir y todos los demás a callar.
Se supone que las ONGs son el paradigma de la tolerancia, la solidaridad, la pluralidad, la participación... y por lo que se deduce de las conclusiones de tu articulo y de lo que muchos tenemos constancia, desde luego Fundación Lealtad no es ningún ejemplo a seguir.

Anónimo dijo...

Lo que debería haber, y con urgencia, es un órgano público que velase por la transparencia, ética y cumplimiento de fines y legalidad de las ONGs. Y no una organización privada que se ha propuesto y establecida a sí misma como árbitro de esto.

Y más aún cuando su interés más bien está orientado a aglutinar y controlar los flujos económicos de la responsabilidad social corporativa entre empresas y ONGs... y está claro... juzgar qué organizaciones son transparentes... y pueden acceder al pastel.

Bueno, se trata de control económico al fin y al cabo, y hacen un papel de comparsa a las políticas de imagen de las grandes empresas.

Ahora bien, por qué ninguna ONG de las que siguen siendo auditadas reclama que sean los poderes públicos los que tengan esa potestad? No deja de ser una dejación de responsabilidades.

Cotolo dijo...

Hola a tod@s,

llevo varios años trabajando y colaborando de forma voluntaria en diferentes ONGs.

He vivido y sigo compartiendo cosas muy buenas con gente extraordinaria, pero también he presenciado diferentes situaciones injustas: sueldos altísimos , sueldos bajísimo, políticas de rrhh inaceptables, despidos improcedentes, prevaricación, etc... Creo que forman parte de la condición humana y de ahí que tengan que existir controles de verdad.

Cuando vives estas situaciones y quieres hacer algo por cambiarlo te das cuenta de que la mayoría de las grandes ONG son Fundaciones, es decir, la toma de decisiones y el órgano de gobierno está en manos de un patronato; formado normalmente por personas de mucho dinero y poder aderezadas con algún que otro voluntari@ no muy protestón. Por lo tanto, el verdadero control está en manos de unos cuantos. Quienes trabajan o colaboran,ya sea como socios o voluntarios no pueden hacer "nada" para cambiar las situaciones injustas, ya que chocas contra esta "dictadura" de los patronatos. Si el dictador es bueno la cosa no va tan mal, si es malo..... Sólo quedan los medios de comunicación para denunciar, y esto no es fácil por diferentes motivos: accesibilidad, lo que luego dirán, se perjudica a otras ONGs, etc.

La clave para mi, es que todas las ONGs tienen que ser democráticas y no "dictaduras" de patronatos. Por desgracia, escasas ONGs grandes son democráticas. Los socios tienen que tener la capacidad directa de poder pedir explicaciones, responsabilidades, saber donde va su dinero, qué salarios hay, qué gastos hay , etc. No vale con la típica memoria aderezada.

Evidentemente que aunque sean democráticas se pueden seguir cometiendo errores, pero hay más mecanismos de control. Si la ONG en que viví esas cosas hubiera sido democrática, con su correspondiente asamblea donde poder contar y demostrar las cosas que vivimos, se podrían haber cambiado muchas cosas. Pero sólo se lo pudimos contar al Patronato y al presidente y éstos no quisieron líos.

Por cierto, lo de la Fundación Lealtad es de risa, a parte de que quienes son ellos para auditar ONGs. Yo viví una auditoría y sacamos un 9.9, no lo podía creer. Un pequeño ejemplo, los de lealtad entre otras cosas miran que exista una política de rrhh. En ese momento era miembro del comité de empresa y no existía tal política de rrhh, pues para la fundación Lealtad sí. ¿A quién preguntaron? ¿cómo lo comprobaron? :-O

Como resumen diré que la clave está en la democratización de las ONGs. Además, creo que tiene que ser realmente ONGs y por tanto, no recibir dinero de estado. Es más, pese a que sigo metido en ellas hasta el cuello, creo que no deberían de existir. A los estados les vienen de maravilla. Toda la gente que no está de acuerdo en como funciona el mundo y sus injusticias, que son los que más protestarían y exigirían, nos metemos en una ONG de voluntarios o trabajando o ambas cosas, para realizar el trabajo que los gobiernos deberían de hacer y tan contentos. Ya no vamos a protestar tanto, estamos mucho más relajados y contentos con nuestro buen hacer. Mientras, el Estado sigue feliz y orgulloso de sus voluntari@s y trabajadores de ONGs, pese a no cumplir con sus obligaciones

Un saludo
Cotolo

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