No hay que llegar en primer lugar sino que hay que saber llegar

. lunes, 2 de julio de 2007

Por Oscar Chamat. "Los campesinos fueron expulsados de sus tierras y empujados hacia otras menos productivas, y las consecuencias medioambientales y sociales fueron parecidas a las que se temían en el pasado: las granjas familiares no podían competir con los latifundios, que utilizaban mano de obra prácticamente gratuita, y desaparecían embargadas o compradas a bajo precio por los acreedores. A los jóvenes no les quedaba entonces más remedio que alistarse en los ejércitos. En cuanto a las ancestrales propiedades comunales del campesinado, resultaron expropiadas por procedimientos todavía menos legales. Como en otras regiones, las tierras comunales pasaron rápidamente a manos privadas, que fue la situación que se intentó solucionar mediante una reforma agraria. Pero la reforma fracasó, las tierras comunales se perdieron, y el Estado se vio en la necesidad de apaciguar a las clases bajas disponiendo de repartos gratuitos de comida."*

La anterior no se refiere a la situación que se vive hoy en dia en cualquier parte del mundo, aunque bien lo podría ser. La anterior es una descripción del Imperio Romano en los tiempos de Claudio y Julio Cesar. Después de leerla no puedo dejar de preguntarme si en realidad vamos avanzando. Pues que diferencia hay entre la anterior descripción y lo que ocurre hoy en dia con las gentes desplazadas por la violencia en Colombia?, o las desplazadas por la economía entre África y Europa?. Yo la verdad no la encuentro.

El mundo parece que estuviera montado en una bicicleta estática mientras no deja de pedalear tratando de llegar a una supuesta meta. Cuando lo único que está logrando es agotar su energía y sus recursos a una velocidad cada vez mayor. Entre la primera piedra tallada hasta el primer hierro colado se necesitaron casi 3 millones de años; desde el primer hierro hasta la bomba de hidrógeno, sólo 3.000*. El camino quizás no es ir en una bicicleta, sino ir caminando, seguramente llegaremos más tarde, pero llegaremos. Ya lo dice la ranchera "no hay que llegar primero sino que hay que saber llegar".

*Breve historia del progreso. Ronald Wright, Ed. Urano. Barcelona, 2006. pp. 30 y 105-106

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