En defensa del consumismo

. lunes, 30 de abril de 2007

9OSCAR
Por Oscar Chamat. En estos momentos estoy leyendo La Gesta del Marrano, un libro que cuenta el recorrido físico y espiritual de un médico argentino "contaminado" con sangre judía y que, a lo largo del libro, lentamente va descubriendo su verdadera religión. Este libro ocurre durante la época más fuerte de la inquisición en Suramérica, época en la cual los virreyes no sólo eran la representación del Rey de España en tierra de "naturales", sino que también tenían la oportunidad de garantizar su futuro económico una vez regresaran a la península. Mientras se narran las desventuras del protagonista, también se describen las costumbres religiosas de la época y, sobretodo, el papel salvaje que jugó la inquisición en el proceso de "civilización" de estos países. No pretendo atacar ninguna religión, sencillamente extrapolar al día de hoy las reflexiones que me surgen de la lectura de este libro.

La iglesia católica y su inquisición tuvieron un papel que con la distancia que dan los siglos, se cataloga de, como mínimo, salvaje, y que se lo "autoasignó" por gracia divina y dolor humano. Siendo conocedor de esto, no puedo más que reconocer su hipocresía pasada y su historia reciente y aceptar que no quiero creer en una religión con este lastre. Ahora bien, tengo la necesidad de creer, entre las principales religiones del mundo ¿qué opciones tengo? El judaísmo, desde el conocimiento de una persona interesada, pero no experta en la cuestión religiosa, tampoco me interesa. El ambiguo y peligroso papel que está jugando en el oriente medio y su influencia en algunas de las decisiones más importantes que se toman en el mundo, por intermedio de los Estados Unidos, creo que no tiene nada que envidiarle a la religión católica en cuanto a cómo ejerció su influencia. Creo que la otra alternativa, el islam, una religión que ve como un paso hacia la salvación el inmolarse en un atentado, está en la misma linea de los sacerdotes católicos, que se torturaban cada vez que su obispo se enfermaba (si el superior está enfermo es por causa de los pecados de sus súbditos), así que también la descarto*.

Para llenar este vacío espiritual la sociedad moderna me ha construido (o debería decir, "hemos construido") una religión con todos los beneficios prometidos por las otras, pero donde no hay que esperar a la muerte para gozar de sus privilegios, que no me exige exclusividad con otros credos, que no le importa mis gustos sexuales, que para entrar a sus templos no tengo que purificarme, ni tiene fiestas de obligatorio ayuno y que se preocupa muy poco por mi vida privada (bueno, le interesa tan solo para saber los productos que uso). Tiene un nombre sencillo y contundente: Consumismo.

Sus similitudes con las religiones "antiguas" son increíbles. Durante sus fiestas de guardar (rebajas de temporada) la gente sale por la televisión exultante por haber comprado aquello que no necesitaba al precio que no esperaba (con esas compras habían sido perdonadas de sus pecados). Sus templos están siempre rebosantes de una infinitud de productos siempre listos para satisfacer nuestras tentaciones, parecen el paraíso en la tierra y hecho por medio de franquicias**. El único pecado que existe, como me lo decía hace poco una persona conocedora de la cultura estadounidense, paradigma de esta religión, es ser pobre. Para limpiar este pecado de tu alma (cuenta bancaria) tendrás que hacer muchos esfuerzos y quizás podrás disfrutar del paraíso en esta vida, que es la única que se promete. Esta religión te redime por correo en cada extracto bancario o te condena en cada embargo. Todo por servicio a domicilio o incluso por internet, al gusto de quién consume. Que más se le puede pedir?... . A tal punto llega, que tiene un organismo central desde donde se definen sus doctrinas, comúnmente llamadas políticas económicas, para aquellos países herejes que no conocen la gracia de esta religión.

Con las anteriores ventajas, como no voy a ser un nuevo creyente?... como desaprovechar la oportunidad de tocar el cielo en la tierra en el centro comercial de la esquina mientras pago con mi tarjeta de crédito?.

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*No son estas las únicas razones para no creer en una u otra religión, utilizo las más actuales y no las relacionadas con su práctica. Hacerlo, requeriría mucho espacio y por eso tan solo hablo de las que conozco "menos mal".
** En Estados Unidos cada persona tiene a su alcance, en promedio, un millón de productos diferentes. La tentación de la inocencia. Pascal Bruckner. Ed. Anagrama. Barcelona, 2005.

2 Comentarios:

Anónimo dijo...

En estos momentos, todo es cantidad y poca calidad, el modelo economico actual ha pisado el acelerador hacia no se sabe que horizonte.

Se esperaba la llegada de los biocombustibles y en lugar de eso nos encontramos con que ahora es necesario circular con el último todoterreno por la ciudad, ir a los nuevos hipermercados temáticos, ir a la fórmula uno, a las regatas, pagar el ave que el tren normal queda para los inmigrantes, etc. España es uno de esos países en que el toreo permanece: nos torean como quieren bajo sus promesas de riqueza.

Anónimo dijo...

Posiblemente el escenario que nos espera sea un conflicto nuclear derivado de la colision de los emergentes mercados capitalistas de China, Rusia, India contra EEUU. Entre todos destrocemos lo que queda, que son dos días.

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