Quién hizo qué en Responsabilidad Social en 2.006

. miércoles, 28 de febrero de 2007

Redifusión de la entrevista a F. Xavier Agulló en el marco del reportaje multistakeholder "RSE: Un cosmos en lenta pero constante rotación. 105 expertos y protagonistas de la Responsabilidad Social repasan su estado de la cuestión en España", del Anuario Empresa Responsable y Sostenible 2006-2007 (Media Responsable, 2006).


MEDIA RESPONSABLE: ¿Cuál es, en su opinión, la situación actual de la RSE en nuestro país en comparación a nuestros homólogos europeos y sus actuales barreras/frenos?

F. XAVIER AGULLÓ: En mi opinión carecemos de un modelo propio de RSE impulsado desde las administraciones públicas. Disponer de un modelo de Territorio Socialmente Responsable propio, como disponen todos los países que no son del sur europeo, es un paso ineludible para el fomento de la responsabilidad social de todas las organizaciones, no sólo las empresas. El gran reto para mi es doble: que las grandes empresas apuesten realmente por la RSE como un ámbito estratégico y no sólo publicitario y táctico, y que las PYME sean capaces de poner en valor lo que a menudo ya hacen y se decidan a comunicarlo.

MR: De los diferentes aspectos y ámbitos que componen la RSE, ¿por cuáles considera qué más están apostando las empresas, por cuáles menos y por qué?

XA: La mayoría de empresas siguen teniendo una visión a corto plazo de la RSE, es decir, prefieren apostar por aspectos como la acción social, más mediáticos por el momento, y olvidar a menudo la responsabilidad interna. Debo decir que no sólo las empresas deben ser socialmente responsables, también en el ámbito interno el mundo sindical debe aprender mucho sobre como ser socialmente responsables y ser empáticos para con las necesidades y posibilidades de las empresas. No es posible obtenerlo todo en corto plazo, y los sindicatos no deben apropiarse del concepto de la RSE como si ella fuera sólo responsabilidad laboral. Siento todavía vergüenza ajena cuando pienso en cómo la acción sindical dejó sin el derecho a un descanso anual a miles de otras personas trabajadoras que tenían que tomar un vuelo en el aeropuerto barcelonés de El Prat. La RSE interna es corresponsabilidad entre empresa y representación del personal.

Respecto a la gobernanza, un ámbito claramente desarrollado es el triple reporte a través de memorias sociales, aunque a menudo la mayoría me siguen despertando poca credibilidad. En cambio, el establecimiento de sistemas de gestión éticos y socialmente responsables, certificados o no (SGE21, EFR, etc.), sigue siendo el gran vacío en la RSE de las empresas.

MR: ¿Cómo valora la actual relación de las empresas con las siguientes partes interesadas que exponemos a continuación y qué aspectos considera que son susceptibles de mejorar por ambas partes para lograr un mayor diálogo y comunicación?

XA:

a) Competidores. No percibo que sea un ámbito en desarrollo entre las empresas desde la óptica de la RSE. Al contrario, seguimos viendo comportamientos completamente irresponsables, como es el caso reciente de Ryanair para con Iberia, o la relación en Euskaltel y Orange. A mejorar sólo propongo una cosa: una ética en los negocios, totalmente ausente en este ámbito.

b) Proveedores. Son cada vez más las situaciones en que las empresas gestionan su responsabilidad en la cadena de custodia de una forma activa. A pesar de ello, y siempre para grandes empresas, se limita a menudo a solicitar la suscripción de principios como los del Pacto Mundial o incorporar a los requerimientos habituales en calidad y servicio algunos aspectos. Introducir la RSE en la cadena de custodia sería una de las formas más eficaces de extender la RSE en el mercado, pero no deja ser difícil valorar por parte de una empresa la responsabilidad de sus proveedoras debido a los problemas en la transparencia. Las empresas deberían crear una lista de comprobación de una docena de requisitos socialmente responsables, que sirvieran para valorar sus proveedoras en el cumplimiento de algunos de ellos.

c) Administraciones públicas. Nada ha aportado en Estado español ni, menos aún, la Unión Europea con su insípida comunicación, al progreso de la responsabilidad social. Pero gracias al impulso de las políticas públicas locales, la relación entre el sector empresarial y el público se encuentra en un proceso de intensificación, a pesar de la apatía inicial aparente entre las empresas. La voluntad de crear territorios socialmente responsables es el móvil de este proceso. Las empresas deberían mejorar su transparencia y eliminar la habitual desconfianza, y entender el papel de las administraciones más como partner que como fiscalizador.

d) Medios de comunicación. En general creo que son de todos los agentes sociales uno de los más irresponsables en términos sociales: el miedo a perder inversión publicitaria y el escrutinio y control de los actores políticos de dichos medios hace muy difícil que puedan avanzar en una relación en términos realmente responsables, y no simplemente comerciales, con las empresas. Hace falta valentía de las personas, los y las periodistas, que fuercen a sus respectivas direcciones a avanzar en este camino, y especialmente, capacitarse en lo que entendemos por RSE y lo que no.

e) Clientes/consumidores / usuarios. Aunque a menudo la mayor parte de actuaciones en RSE que realizan las empresas se enfoca a mejorar su reputación y especialmente ante la clientela, cabe decir que en lo que respecta a la ética de la clientela, las empresas siguen escondiéndose a la hora de responder por sus errores de servicio, como es el caso del mercado de las telecomunicaciones o, especialmente, el de las compañías aéreas. Sería necesario que el consumo se agrupara realmente en grupos de presión operativos de forma efectiva, a diferencia de los existentes hasta el momento, que prácticamente ni tan sólo hablan de RSE. Por lo tanto el problema es doble: incapacidad del consumo para ejercer una presión efectiva y oídos sordos de las empresas a la hora de escucharlo.

f) Empleados / sindicatos. Es difícil que en un período de tiempo tan corto como un año se produzcan cambios relevantes. La reciente constitución de la Confederación Sindical Internacional como central obrera única a nivel mundial, puede ya sea beneficiar o interferir negativamente el diálogo, recordemos la frase de su flamante secretario general: “tender la mano o cerrar el puño”. Ahora bien, un interlocutor único puede beneficiar el diálogo si ambas partes actúan en términos de empatía estratégica, comprendiendo mutuamente sus posibilidades y limitaciones. Pero más allá de sindicatos, creo que el auténtico reto está en establecer mecanismos participativos dentro de cada empresa, implicando al personal en los procesos de escrutinio de la ética y haciéndolo copartícipe en su consecución. Herramientas como el código ético, el comité o responsable de ética o los sistemas de gestión ética pueden favorecerlo.

g) ONG. Especialmente en el último año se ha producido una auténtica eclosión de la relaciones entre ambas partes. Amplios planes de acción social empresarial y departamentos específicos de fundraising en las ONG ha hecho de este campo uno de los más intensos en las relaciones entre grupos de interés. También el papel de instituciones intermediarias ha crecido. A su vez, incluso las ONG enfocadas claramente a denuncia, como International Amnesty o Greenpeace han empezado a señalar con el dedo las actuaciones responsables de las compañías, a través de rankings en muchos casos. Es un paso importante, pero que no debe cegar las empresas en su empeño de conseguir también responsabilidad interna menos visible pero más ventajosa a largo plazo. La mejora de sus relaciones vendrá de la transparencia de las ONG y de la generación de confianza en el mundo empresarial, a la vez que de la capacidad de las ONG para comprender que las empresas son y seguirán siendo entidades lucrativas, y deben adaptarse y ofrecerles lo necesario para el crecimiento de sus mutuas relaciones.

h) Mundo académico. Más que un grupo de interés, el mundo académico se ha convertido últimamente en proveedor de consultoría y formación más que difusor de buenas prácticas. La captación de fondos de empresas por parte del mundo académico ha limitado el avance en una relación estrictamente en términos de RSE.

i) Asociaciones relacionadas con la RSE. No creo que existan en España “asociaciones relacionas con la RSE” que no sean simples lobbies de un conjunto de grandes empresas. Sólo dos entidades, la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) y, en menor medida, Forética, pueden ser consideradas realmente foros multistakeholders, que es lo que deben ser dichas entidades. El resto no trabajan para nada a favor de la RSE en España. Creo que todavía está por nacer en España la auténtica “asociación relacionada con la RSE”.

j) Organismos internacionales. La ONU muestra un cierto nivel de actividad, pero ni el FMI, Banco Mundial o OMC han mostrado un claro apoyo por la RSE, aunque tengan tímidas líneas de trabajo en este sentido. Son en todo caso iniciativas independientes como GRI, SocialAccountability o ISO las que realmente están siendo activistas en pro de la RSE. La mejora de sus relaciones con las empresas es clave para desarrollar auténticos estándares que puedan ser comunicados a los grupos de interés y generen confianza en su contenido. Son las propias empresas las que más interesadas deberían estar en ello, y no apostar por iniciativas sectoriales o regionales que nada van a aportar a la RSE.

MR: ¿Cuáles son, en su opinión, los grandes retos y desafíos de la RSE en nuestro país y los factores clave para su desarrollo?

XA: También en España hemos observado últimamente una priorización de la acción social por encima de la responsabilidad interna (ya sea laboral, de clientela o cadena de custodia), como ha sucedido históricamente, por ejemplo, en Latinoamérica. No es un fenómeno del que debamos sentirnos especialmente orgullosos, por lo que luchar por un reequilibrio entre los distintos ámbitos de la RSE debería ser un reto para nuestro país. Las grandes empresas no pueden eludir actuar en ninguno de los ámbitos, para algo son grandes empresas, mientras que en segundo lugar la extensión de la RSE entre las PYME, en este caso sí que con una selección de los ámbitos que les pueda reportar alguna ventaja competitiva a medio y largo plazo, es un reto adicional a tener en cuenta. La regulación de la transparencia, que espero que sea lo que finalmente consigamos de esta excesivamente larga reflexión de la subcomisión parlamentaria y el Foro de expertos para llegar a las conclusiones que ya todos sabíamos, debería permitir un desarrollo sostenible de la RSE y la generación de confianza entre los públicos. En este sentido, el apoyo decidido de los poderes públicos para con formatos de sistemas de gestión ya existentes como SGE21 sería una muleta importante sobre la que sustentar el avance de la RSE en España.


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