Dos formas de entender el lenguaje no sexista

. miércoles, 17 de junio de 2009

Por F. Xavier Agulló. A pesar que siga habiendo una parte importante de la población que sigue pensando que no merece la pena promover el lenguaje no sexista, sigo pensando que es un instrumento estupendo para perseguir la igualdad de oportunidades.

De hecho, en nuestra encuesta un 70% cree, a fecha de hoy, que nuestra guía es una iniciativa muy necesaria y útil, un 8% que es interesante pero como curiosidad y sólo un 22% que es una 'tontería'. Claro está que no es reflejo de la sociedad en general, pero sí es reflejo creo de quienes tienen inquietudes sociales. Además, nuestro grupo en Facebook 'Por un lenguaje no sexista' se acerca ya a las 400 adhesiones. Finalmente, 60 blogs se unieron ya a la campaña por un lenguaje no sexista.

Buena parte de quienes muestran contrariedad ante la propuesta es debido al desconocimiento de la cuestión. Pero sea como sea, ya a nadie se le ocurre hablar de 'el hombre' en referencia al 'ser humano' o la Humanidad. O sea que avances hay. Pero también es cierto que la propia forma de entender el lenguaje no sexista es diversa, tanto en intensidad como en amplitud.

En cuanto a la cuestión de la amplitud, hay una tendencia a un uso restrictivo no sexista del lenguaje sólo cuando hace referencia a colectivos concretos: ciudadanía, niñez, profesiones, etc. En estos casos es pues fácil encontrar usos no sexistas junto a otros sexistas pero que, a los ojos de quienes escriben, resulta menos ofensivo, pero creen que puede resultar excesivo una mayor extensión.

En cuanto a la intensidad, podemos fácilmente observar dos corrientes o formas de entender el lenguaje no sexista. Por un lado hay la corriente de querer visibilizar el colectivo que siempre ha estado oculto, el de las mujeres. Es así como las dobles formas o el uso de las barras ("/") o la @ resulta más habitual. Desde este punto de vista resulta también aceptable la creación o generalización del uso de términos en su versión de género femenino aunque exista el término de género común (p.e. cliente o presidente, que son de género común, serían de uso clienta o presidenta, términos también aceptados en el diccionario). También bajo esta corriente sería aceptable la creación de nuevos términos cuando no existan (p.e. miembra).

Por otro lado, la corriente de querer neutralizar el lenguaje prefiere el uso de los términos neutros o giros gramaticales para evitar los sexismos. Es así como leemos 'ciudadanía' en vez de 'ciudadanos' o 'quienes nos leen' en vez de 'lectores'. Se prefiere bajo esta óptica el uso de los términos de género común como 'cliente', 'presidente' o 'modista', a pesar de existir flexiones específicamente femeninas o masculinas ('modisto'). También esta corriente opta por la creación de nuevos términos de género común cuando ello es posible (p.e. 'usuariado'). Esta es la opción por la que se opta desde Blog Responsable.

En la práctica podemos encontrarnos con mezclas de ambas corrientes, o incluso versiones más extremas de ambas. Ninguna de ellas es mejor o peor que la otra en términos objetivos, todo depende de la voluntad subjetiva de quien habla o escribe. Y así debe ser, pues lo importante es la conciencia de que el uso de un lenguaje no sexista nos lleva a la igualdad de oportunidades.

Es así pues como ambas corrientes resultan legítimas. Desde un punto de vista de memoria histórica resulta claramente comprensible la corriente que busca visibilizar la mujer, aunque tiene como negativo el generar inflación de palabras, y da argumentos a quienes abogan por la 'economía lingüística'. Por su parte, la corriente que busca el lenguaje neutro tiene como inconveniente el no poder de facto en valor y evidenciar el lenguaje no sexista (es habitual que nadie se dé cuenta que en Blog Responsable usamos lenguaje no sexista, si no fuera por el logotipo).

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