ONGD: Responsables en el hacer, no en el ser

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Por F. Xavier Agulló. No es suficiente con no tener ánimo de lucro, se tiene que demostrar que se actúa de forma responsable. Las tres claves son la transparencia bien entendida, la gestión responsable y las alianzas. Transparencia no es sólo memoria de actividades, implica generar confianza y legitimidad a través de procesos de auditoría externa y especialmente interna, que garanticen la correcta destinación de los fondos; al mismo tiempo, lejos de justificarse con qué las ONGD no son empresas de turismo, la transparencia auténtica la ejercemos si facilitamos la libre visita a los proyectos de quien nos ayuda aportando fondos en el primer mundo; el proceso de transparencia termina con una rendición de cuentas profesional, con indicadores económicos no maquillados y datos sobre el nivel de ejecución de los fondos recogidos y de los resultados de cada proyecto.

En segundo lugar, la gestión responsable implica concentrar al máximo los proyectos para generar economías de escala, controlar el coste de captación de personas socias (más próximo a seis meses de cuotas que a uno o dos años) y el de administración en general, y establecer un proceso formal y transversal de gestión de la responsabilidad social a lo largo de toda la organización, como por ejemplo nos determina la norma SGE 21 y aplica, por ejemplo, Acción contra el Hambre.

Finalmente, aunque suene a tópico, la cooperación es necesaria en el primer mundo, ya sea para promover el sector y aprender de la diversidad de modelos o para establecer alianzas con el sector empresarial, pero también al tercer mundo complementando proyectos y necesidades.

No puede haber empresas socialmente responsables sin ONGD responsables.