En España, como en Venezuela, se cierran medios de comunicación "porqué sí"

. lunes, 12 de abril de 2010

Por F. Xavier Agulló. No pueden existir organizaciones responsables en sociedades irresponsables, y España es buen ejemplo de ello, no es de extrañar que la reciente conferencia europea de RSC en Palma de Mallorca terminara en fracaso.

En un país donde se prohíben partidos con una ley antidemocrática (imaginemos por un sólo momento que en el Reino Unido hubieran ilegalizado el Sinn Fein, ¿inaudito no?), donde se cierran periódicos no afines al ultranacionalismo españolista (caso del diario en lengua euskara Egunkaria, que después de 7 años de su cierre ahora lo declaran como anticonstitucional, a ver quién les resarce de los daños ahora) o donde se intervienen judicialmente ONG no afines al régimen oficialista (caso Fundación Intervida), no se puede construir una sociedad responsable. Y eso que quienes promueven todo ello precisamente son la punta de lanza contra el régimen chavista en Venezuela: los extremos se tocan.

La libertad de asociación, la libertad de expresión y el derecho al emprendimiento social son claves para el desarrollo económico, social y ambiental de una sociedad. Es lógico que existan grupúsculos radicales que promuevan dichas iniciativas, en el caso de periódico vasco Egunkaria clausurado en 2003, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y Dignidad y Justicia (DyJ), pues por ejemplo que la primera exista y promueva planteamientos ultraderechistas me parece incluso normal, al fin y al cabo son víctimas del terrorismo. Pero una sociedad responsable debe saber medir a cada quien, y no optar colectivamente por una opción radical individual.

En los últimos años estamos viviendo peligrosísimas derivas contrarias a los valores democráticos. El populismo ha invadido países como Italia, España, Francia, Suiza, Rusia, Estados Unidos, Argentina, Venezuela o Colombia, lógicamente con la connivencia de la mayoría de votantes, pues de momento son todavía democracias (aunque tendientes ya a pseudodemocracias).

Desde opciones centradas es muy difícil poder aceptar y aprobar el camino que populistas de turno están siguiendo en dichas sociedades. Pero a su vez son de difícil solución, pues cuentan con la teórica legitimidad de la mayoría social, la misma legitimidad con la que contó Adolf Hitler.

Así pues... ¿qué hacemos? Sin una moderación social, un diálogo común, una empatía compartida y un amor universal, no es posible desarrollar la vía de la responsabilidad social.

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