Consumir productos ecológicos es una cuestión de principios y prioridades
En España, la superficie destinada a este método de producción es de más de 700.000 hectáreas. El 90% de las personas consumidoras españolas sabe que los alimentos ecológicos están libres de tratamientos químicos y que no perjudican al medio ambiente. Pero hasta hace poco estos productos de calidad no estaba al alcance de la mayoría de los bolsillos por el coste.
Ahora esta realidad va cambiando. Pero la cuestión, que se plantea entonces, y más ahora, es si comprar 1 kg de arroz ecológico más caro o comprar el convencional. Los alimentos tradicionales salen al mercado a precios demasiado bajos, muchas veces a costa de los productores, y su calidad es muy baja. Por su parte, los productores ecológicos tienen que hacer frente a ciertas dificultades, como los efectos de coexistencia con los cultivos transgénicos y el problema de adaptación de los términos «bio» y «orgánico».
Lamentablemente, por ley de oferta y demanda, en países como España todavía somos pocos la clientela que queremos comprar ecológico. Pero a pesar de esta realidad incontestable considero que podemos comprar alimentos ecológicos reduciendo otros productos prescindibles sin afectar a nuestro bolsillo. Y que al final, todo es cuestión de prioridades.
Hoy en día este tipo de productos se encuentran en lugares especializados y cada vez va aumentando en la gama de productos de los supermercados y de las grandes cadenas de supermercados de toda Europa. Así pues, se va facilitando el acceso y la oferta a las frutas y hortalizas, a la carne, a las aves de corral y a los productos lácteos, además de algunos nuevos productos ecológicos que se van incorporando en el mercado.
Ya sea por el atractivo de estos alimentos sabrosos y auténticos, o por el deseo de contribuir de forma activa a la protección de medio ambiente, a la mejora de los recursos naturales y al bienestar de los animales y de las comunidades rurales, el caso es que las estadísticas muestran cómo crece el consumo de estos productos. Se ha progresado tanto que de hecho ya se puede comprar comida directamente del productor y ecológica. Muchas cooperativas o empresas ponen a la disposición de la ciudadanía de una forma muy sencilla multitud de productos de calidad.
También se puede tener un huerto en casa, o disfrutar de uno urbano. Estos últimos están tomando cada vez más presencia en nuestras ciudades. Pero si el espacio que poseemos no es muy grande pero tenemos una pequeña terraza podemos tener nuestro propio huerto en casa realizando un espacio de educación ambiental y juego pedagógico. Fabricadas con madera de pino de primera calidad adaptada para exterior sin necesidad de barniz, característica que los convierte en idóneos para la agricultura ecológica. La estructura de estos huertos es robusta, estable y muy resistente. A tenor de lo dicho, consumir productos ecológicos es una cuestión de principios y prioridades, ¿no creen?
Más información: La agricultura ecológica se identifica con un logotipo europeo creado por la Comisión Europea en marzo de 2000. Este logotipo está compuesto por los términos «Agricultura Ecológica - Sistema de Control CE» [Reglamento (CEE) nº 2092/91 del Consejo] y tiene carácter voluntario. Según las condiciones establecidas, el 95% de los ingredientes del producto, como mínimo, se tiene que haber producido de acuerdo con métodos ecológicos. Siga leyendo >>>
¿En verdad necesitamos más "líderes sociales"?
Es cierto que emprendedores o líderes sociales pueden generar un cierto efecto multiplicador con sus iniciativas. Pero es mucho mayor el que puede provocar toda una sociedad empoderada.
Aunque hemos aprendido a golpes que la sociedad se divide entre líderes y seguidores, entre gente rica y pobre, entre élite cultural y analfabetismo, lo cierto es que el mayor invento de la naturaleza, el cerebro, se basa en la interacción de múltiples puntos neuronales interconectados que, cada uno con su función, cumplen al mismo nivel con hacer funcionar el todo.
Nunca está muy clara la frontera entre líderes sociales y líderes empresariales. Si sólo contamos con líderes sociales, siempre habrá huecos que cubrir. En cambio, la globalidad de la sociedad es capaz de llevar a cabo un proyecto de revolución social que llegue al último rincón.
Pero para ello es necesario un ejercicio de empoderamiento global de toda conciencia humana, un ejercicio de elevar la responsabilidad individual o personal al rango de Organización de las Personas Unidas. Porque aunque muchos intereses nos intenten hacer ver que solos, que solas, no podemos, lo cierto es que sí podemos.
Por lo visto en los últimos años poco ha evolucionado la RSC, centrada en agentes que se promulgan como líderes para el cambio. Lo cierto es que la crisis financiera casi global nos advierte de que con ello no es suficiente. Sin una corresponsabilidad global de todos los actores, incluídas cada una de las personas que formamos este planeta, no es posible un giro social hacia el bienestar común.
Habrá quien piense que el empoderamiento global no es posible, lo cierto es que costaría mucho menos que la carrera armamentística, el rescate de bancos o enviar a seres humanos a Marte. Siga leyendo >>>
Ahorra agua gota a gota
Por Cristina Almirall. No lo pensamos ni le damos valor pero el agua es un recurso limitado a la vez que necesario para la vida.
Supone un 80% de la superficie de la Tierra, pero menos del 1% de ésta es agua dulce. ¿No cree que ésta es razón de peso para mantenerla limpia y economizarla?
Por ello, reducir su consumo se ha convertido en un objetivo obligado para todos los países, sobretodo para aquellos a los que les amenazan las sequías debidas al calentamiento global.
Sin embargo, vivimos malgastando los recursos naturales, teniendo unos hábitos que consideran la naturaleza como fuente inagotable de recursos. Pero no es así. Pues el agua es un bien escaso.
Esta semana se ha hecho público que España es el país que gasta más agua de la Unión Europea, así que deberíamos hacernos conscientes ya de esta realidad y transformar nuestros hábitos de vida y modelo ecológico y económico. Pues estamos demostrando que estamos derrochando.
Nos falta educación en la ecología y ahorro energético.
Reflexionemos: La diferencia la diferencia de consumir 20m³ al trimestre a consumir el doble, es excesivo económicamente hablando.
Sepan que más del 40% del agua que consumimos es agua caliente y requiere energía para calentarla, y ésta tiene un valor superior a 4 veces el coste del agua, por lo que realmente su consumo es de media muchísimo más caro de lo que nos imaginamos.
Así, una familia media gasta de agua un 1% de sus ingresos y más de un 17% en energía, de la cual casi un 4% es directamente proporcional al consumo de agua caliente sanitaria.
En la ducha, por ejemplo, el 87 % del agua que consumimos es caliente. Si ahorramos parte del agua que consumimos, estaremos ahorrando energía casi en la misma proporción.
Este tipo de conclusiones deberían de servir para ponernos como máxima el ahorro.
Para que lo piense y actúe pronto, si puede ser hoy, les propongo una serie de hábitos que pueden suponer el ahorro de más del 50% del agua que consumimos habitualmente, lo que propiciará el ahorrar de un porcentaje equivalente de dichos gastos.
1.- Coloque dos botellas llenas dentro de la cisterna. Ahorrará de 2 a 4 litros cada vez que la use.
2.- No emplee el inodoro como papelera
3.- Cierre el grifo al lavarse los dientes o afeitarse, pues puede ahorrar hasta 10 l.
4.- Utilice cuencos para lavar la fruta, la verdura, los platos y los cacharros.
5.- Dúchese en vez de bañarse. Ahorrará 150 l.
6.- Mantenga la ducha abierta sólo el tiempo indispensable, cerrándola mientras se enjabona.
7.- Arregle las averías de grifos y cañerías. Un grifo que gotea pierde 30 l. Diarios.
8. No friegue bajo el chorro de agua. Con un hilo ya es suficiente. Cierre y abra el grifo cuando lo necesite.
9.- Riegue al anochecer para evitar pérdidas por evaporación.
10.- Llene la lavadora y el lavavajillas
11..- Coloque difusores y demás mecanismos de ahorro en los grifos.
12.- Reclame a los gobiernos medidas de ahorro
Así gota a gota cuidaremos nuestra Tierra, que buena falta le hace. Y así cuidando la Tierra cuidaremos también nuestro bolsillo. Que en estos tiempos de crisis económica, no está de más ni de menos.
Más información:
Películas:
Tierra
Una verdad incómoda
Páginas web
http://www.algore.com/
www.greenpeace.org
www.ecologistasenaccion.org/
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El Consumo Consciente: Una Excelente Manera Proteger El Medio Ambiente
Por Laura Fähndrich. La Humanidad consume un 25% más de recursos naturales de la capacidad de renovación de la Tierra. Si no cambiamos de hábitos de consumo, en 50 años necesitaremos dos planetas Tierra para cubrir nuestras necesidades en agua, energía y alimentos (1). Hay que reaccionar. El consumo consciente es responsabilidad de toda persona compradora.
Quien consume de forma consciente es quien en sus decisiones de consumo tiene en cuenta los procesos de fabricación del producto y sus repercusiones sociales y medioambientales. Es decir, es la persona que se preocupa por saber de dónde viene el bien que está comprando y qué hay “detrás” de él; qué impacto, bueno o malo, tiene ese producto sobre la existencia de quienes consumen, la sociedad y la naturaleza. Es, por definición, una persona consumidora mejor informada.
La información necesaria para realizar elecciones acertadas se puede encontrar en páginas web, en revistas especializadas y en asociaciones de consumidores. Es importante que la persona consumidora sea proactiva y busque, ella misma, los datos que le facilitarán la toma de decisión de consumo consciente. Esta búsqueda de información es clave para definir el papel de quienes consumen.
En principio, nuestro rol de personas consumidoras nos sitúa en el último peldaño del sistema económico, lo que nos convierte en responsables finales de los productos que se producen y se venden. Sin embargo, de cada quien depende que nos quedemos en ese peldaño o que cambiemos las cosas. Con nuestra manera de consumir, de utilizar los productos y de deshacernos de ellos, podemos transformar la economía y el mundo en que vivimos. Cada decisión de consumo, grande o pequeña, tiene una influencia sobre el sistema y ejerce presión sobre el mercado. En definitiva, cada decisión tiene una influencia sobre nuestras vidas.
Como seres consumidores tenemos un poder que aún no hemos explotado como debiéramos. Este poder, es el resultado de miles de millones de elecciones de consumo y es nuestro canal de comunicación. Es nuestra “voz” en el mercado que sólo se oirá si cada cual es consciente de lo que consume.
Por esta razón, cada persona que consume tiene una parte de responsabilidad a la hora de definir el mundo en que vivimos. Debemos tomar conciencia del poder que tenemos y cambiar el planeta practicando, cada día, el consumo consciente.
(1) http://www.geomundo.com.br/meio-ambiente-40132.htm
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Apple y la obsolescencia programada
Apple se ha caracterizado por tener siempre un nivel de incorporación del diseño (estético pero también ergonómico y funcional) muy superior al de sus competencia, siendo en muchos aspectos líder en la introducción de novedades. Pero debemos preguntarnos sobre la sostenibilidad de dicha política empresarial, y ello desde distintas vertientes.
Desde la vertiente del uso de componentes, el coltán es un mineral muy raro usado en todos los aparejos electrónicos, pero de especial relevancia en los teléfonos celulares y similares. Pero el 80% de las reservas mundiales (aunque no ciertamente de la producción) se encuentra en un país en conflicto como la Rep. Dem. del Congo, donde es usado para armar los bandos de la guerra.
Desde la otra vertiente, la de la gestión de residuos, es también relevante pues el sobreuso innecesario de productos electrónicos genera una enorme cantidad de residuos en muchos casos difícil de gestionar, más aún en los países de Latinoamérica, y que terminan inexorablemente en vertederos.
Pero la peor parte es la psicológica, que genera una psicosis social por la renovación antes del final de la vida útil de los aparejos. Y lo vemos especialmente en las proles de fans que generan marcas como Apple, que utilizan el diseño (en sus distintas vertientes) como obsolescencia programada.
El experto catalán y buen amigo Josep Maria Canyelles define como uno de los indicadores de RSC a nivel individual el período medio de cambio de celular, asumiendo un compromiso profesional por la optimización máxima del mismo.
Desde un punto de vista de marketing sostenible, el trabajo de las 4 pes (producto, precio, plaza y promoción), nos invita a reflexionar en cómo incorporar mejoras sostenibles en cada uno de los aspectos. En producto debemos pensar en incorporar innovaciones sostenibles, y lo que está claro es que no es el caso de Apple.Es cierto que empresas como esta han promovido la innovación tecnológica, pero no por ello es innovación sostenible.
Pero, ¿debe ser una empresa responsable si quienes le compran no lo son? En este punto no está claro si la innovación tecnológica de Apple responde a necesidades o bien las genera, punto que se acostumbra a criticar del marketing. Está claro que Apple es parte del problema, pero no el único, también quienes consumimos, los gobiernos, el sector educativo, etc., tiene parte alícuota de corresponsabilidad. Siga leyendo >>>
#RSEChat: ¿Qué tanto valoran los consumidores la RSE?
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La manipulación social después del 11-S: no me toque los genitales
Pero no dejaban de ser casos aislados en medio de un mundo que caminaba hacia la democracia y la libertad individual. Pero desde el 11-S eso cambió, ahora estamos camino de una dictadura mundial donde se intenta convencer al propio pueblo que renuncie a sus derechos en pro de una seguridad contra el terrorismo que deja, como mínimo, muchas dudas por el camino (no sé tú, pero personalmente no tengo para nada claro a quién beneficia esta omnipresente figura de Bin Laden, promovida por Occidente con fines algo oscuros, como la manipulación de las sociedades islámicas y, a su vez, las occidentales).
Y lo vemos claramente con los escáneres corporales en los aeropuertos. Aunque en algunos casos como en Italia dichos escáneres han sido manipulados para no mostrar la desnudez de las personas usuarias de los aeropuertos, en otros países no ha sido así, y la alternativa de momento voluntaria es un cacheo corporal intrusivo (que incluye el toqueteo de genitales). Y mientras se arma esta cortina de humo exagerada con el usuariado de un aeropuerto, en la zona de cátering o la de acceso del personal a pistas, las medidas de seguridad son exactamente las que los Estados creen que debe ser, es decir, nula: cualquier camión, cualquier persona, puede acceder a las instalaciones sin escáneres corporales ni cacheos intrusivos, simplemente les basta un pase.
¿Por qué pues este celo en seguridad de cara a la galería y el nulo control tras el telón? Porqué a los Estados sólo les interesa despertar el miedo entre la ciudadanía, para que ésta se convierta en ciudadanía-rebaño. Históricamente el Estado del Bienestar se ha basado en transmitir un mensaje de libertad y felicidad, donde al final de una vida activa de trabajo las personas pueden disfrutar de una 'jubilosa' jubilación. Para conseguir la adhesión de la ciudadanía, el mensaje siempre ha sido positivo: la libertad nos lleva a a felicidad.
Pero lo cierto es que desde el 11-S el mensaje se ha vuelto al revés: la seguridad nos lleva a la felicidad. No sé tú, pero personalmente no conozco ninguna de las anteriores dictaduras mencionadas que proporcionaran finalmente felicidad, por algún motivo de hecho llegaron a su fin en algún momento.
Ahora pues no es un mensaje positivo, sino el miedo, el que se vierte como argumento para llegar a una mayor felicidad, a través de una hipotética seguridad. Debo apuntar que hay colectivos de opinión tan legitimada como la de los pilotos de avión que dudan de la verdad contada del 11-S, lo vemos por ejemplo en Pilots for 9/11 Truth. Como este, tantos otros colectivos.
A alguien le pudiera parecer banal el tener que pasar por unos escáneres corporales en los aeropuertos, pero el plan de negocio de quienes los fabrican incluyen estadios, escuelas, estaciones de tren, de autobús, etc. Vamos pues camino de un Estado policial mundial basado en el miedo.
El mensaje de trasfondo pues, no es para nada banal: es la eclosión de un nuevo tipo de 'liderazgo', el de la seguridad basada en el miedo versus la libertad basada en la felicidad. Podemos ya llegar a cuantificar sin errar en demasía que un 85% de la ciudadanía se ha convertido a esta nueva religión, por seguridad dicen, mientras que sólo se atisban síntomas de rebelión en un escaso 5% de la población, contado con generosidad. El resto, estaría a medio camino.
Cada vez interesa más una población no empoderada, una ciudadanía que no piense por si misma para que no pueda decir 'no' a algo, que es lo que significa empoderamiento. Los mass media nos atontan, nos distraen de la realidad, nos infunden el miedo que las nacientes dictaduras occidentales están promoviendo.
Empezamos a ver atisbos de rebelión, por ejemplo en el mundo islámico (norte de África y Oriente Medio), pero por ahora parece que Occidente sea el paraíso prometido en Un mundo feliz de Aldous Huxley. Si de algo debería servir la Responsabilidad Social es para empoderar la ciudadanía, hacerla más activa y capaz de decir 'no', pero por el contrario la RSC se ha convertido en una herramienta más de manipulación social.
Nos dicen que sin seguridad no hay felicidad... pues yo afirmo que sin rebelión no habrá felicidad alguna, y el cambio de Era se acerca, y tiempo al tiempo ese 5% será cada vez mayor. Sólo con una sociedad guiada por el Amor Universal llegaremos a un estado de felicidad, para lo cual es necesario desarticular todo este estado basado en el miedo. En este mundo no pueden mandar los poderes fácticos, sino la ciudadanía. El Estado-nación de Hobbes y Rousseau debe desaparecer, para devolver la soberanía al pueblo. Este es el nuevo paradigma de lo que nos espera en los próximos años, no lo dudes.
Mientras tanto, a mi que no me toquen los genitales. ¿Y tú? ¿Eres rebaño o eres libre? Siga leyendo >>>
Terra Madre Day
Por Daniela Mendoza Reynolds. Apoya el movimiento mundial Terra Madre Day proyecto concebido por Slow Food, fruto de su proceso de crecimiento, que hoy se basa en el convencimiento de que “comer es un acto agrícola y producir es un acto gastronómico".
Slow Food es una organización ecogastronómica sin ánimo de lucro que trabaja para promover una alimentación buena – por una dieta estacional fresca y sabrosa vinculada a nuestra cultura local; limpia producida con respeto por la salud del ambiente y del hombre; y justa con precios accesibles a quienes consumen y que aseguren a quienes producen a pequeña escala unos ingresos justos.
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Oro Verde
Por Jakson Velazquez. A veces compramos muchas cosas sin saber el impacto natural que causan, los recursos que consumen: el agua que se gasta para su elaboración, los ríos que se contaminan. El consumo responsable es uno de los factores más importantes para ser amigables y responsables con el medio ambiente. Alguna vez hemos pensado como ha llegado una joya de oro a manos de las personas consumidoras finales ¿Qué hay detrás de esa joya de oro? ¿Sabemos cómo se obtuvo el metal para elaborarla? ¿Qué recursos se utilizaron para que llegara a nuestras manos? ¿Es su precio realmente indicador de sus costos?
Alguna vez hemos pensado que como ha llegado una chaqueta de cuero a nuestras manos:
Aquí algo que nos puede hacer reflexionar:
Chaquetas de cuero:
http://www.revmed.unal.edu.co/revistafm/v52n1/v52n1ac2.htm
Joya de oro:
Colombia:
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Salir de la crisis sí, pero con sentido
"Empresas solidarias
vs.
Empresas abusivas"
Por Cristina Almirall. La Humanidad está perdida sin el hombre y la mujer.
En estos momentos de "buenos, feos y malos", parecería que está resurgiendo una nueva economía, que separará los modelos empresariales drásticamente en dos: empresas solidarias y empresas abusivas.
Y cada vez nos será más fácil distinguir la empresa que nos quiere utilizar en pro de sus intereses y aquella que gana cuando tenemos beneficios.
Tristemente, uno de los motivos de la crisis, ha sido que cada vez hay más empresas que han hecho de los beneficios su objetivo maquiavélico, y para ganar más, han utilizado a las personas trabajadoras y consumidoras como instrumento para conseguir más ganancias. Cada vez hay más empresas que han perdido los valores en pro de tener más beneficios para ellas y quienes las dirigen. Estas personas dirigentes son las que ahora mismo protegen nuestro sistema capitalista y que ahora nos llama infieles y alegan que estamos en crisis cuando no venden todo lo que quisieran vender.
Ciertamente, hoy en la crisis, mal que le pese a mucha gente, se ha desarrollado un espíritu crítico, pues las personas ya han empezado a distinguir con mayor rapidez aquellas empresas que han tomado la responsabilidad social corporativa como mera estrategia de marketing para mejorar su reputación y conseguir vender más y aquellas que la han incorporado en sus empresas como creencia y estrategia.
Hoy nos empezamos a dar cuenta cómo queremos que sean las empresas del presente y del futuro, y empezamos a forzarlas a que cambien sus modos de hacer.
Por fortuna y debido a las últimas circunstancias vividas empiezan a aparecer empresas solidarias que en vez de desmotivar a las personas trabajadoras y dejarles exhaustas, se han encargado de hacerles sentir útiles y vivas, puesto que les interesa que la empresa vaya bien, pero también toda la cadena de valor.
De hecho, seguirán existiendo personas dirigentes que tengan como objetivo realizar campañas de marketing agresivas, sobretodo en precio y salarios, para que seamos más consumistas, y seguirá habiendo empresas que intenten vendernos más de lo que necesitamos, aprovechándose del trabajo digno y del buen hacer de las personas.
Seguirá existiendo una clase de dirigentes tendentes a mantener el actual sistema capitalista y protegerlo, a pesar de todo y de todos. Por su propia naturaleza depredadora.
Sinceramente, porque algunas son depredadoras, considero que este tipo de personas dirigentes, -vanidosas y soberbias además de ambiciosas- , difícilmente desaparecerán, pero cada vez habrá más personas emprendedoras que nazcan con el sello de la responsabilidad social y que sobretodo ganen cuando todas las personas ganemos.
Hay que tener en cuenta, que las personas consumidoras no viven en una burbuja y saben, y más con la crisis, que hay muchas empresas que se han vestido de corderas cuando en realidad eran lobas, que nos han utilizado como peones.
Poco a poco, a golpes, la clientela ha aprendido a comparar más y mirar de consumir precio pero con calidad. Ahora se sabe más que nunca que las cosas cuestan lo que cuestan, y que para que cuesten esto, se necesita explotar consentidamente, o no, a las personas trabajadoras. Ahora la clientea tiene más poder y compara más antes de comprar. Y la tendencia va a más.
Ahora sabemos que antes consumíamos más de lo que necesitábamos. Ahora hemos decidido cambiar nuestros hábitos. Es cierto, hemos perdido empleos, pero el sistema nuevo ya va naciendo para dar paso a una nueva economía y a una nueva manera de tratar a las personas clientas y trabajadoras. Una en la que los bancos no darán más crédito del que se deba, ni se especulará con el suelo y la contrucción y las empresas dejarán de abusar.
Porque a quién no le ha pasado que al año y medio, cuando se te acaba la permanecia del móvil, te acosan para que lo cambies. Quién no ha visto empresas que han empezado guerras y campañas muy agresivas que han ido forjando el carácter borde de éstas. Quién no ha ido a una tienda y ha tenido que sufrir el trato ingrato de las personas trabajadoras, que por lo que les pagan y por su propia desmotivación tienen poco conocimiento de los productos que se venden, y se comportan de todo menos agradablemente. Quién no ha tenido problemas cuando intentando hacer valer sus derechos como persona consumidora, no ha encontrado responsables.
A partir de ahora está naciendo una nueva manera de hacer mercado, una en la que las personas consumidoras y personas trabajadoras están asumiento el poder y decidiendo dónde gastar y trabajar.
En este sentido, algunas empresas empiezan a tener claro que si tratan bien a la clientela, tienen buenos productos y buenos precios, y además tratan bien a sus empleados, venderán más.
Cada día están apareciendo más empresas, que van a empezar a crear empleo gracias a vender más barato pero con calidad y solidaridad. Pues saben que vendiendo más barato, con calidad y valores sin fin, fabricarán y venderán más.
El sistema económico capitalista quizás no cambie a corto plazo, pero vamos a más proximidad, a ver y ayudar a nuestro vecindario, a saber de él, y a tratar de ayudarlo. A procurar de saber cómo se trata a las personas trabajadoras donde consumimos.
El nuevo sistema económico se marcará por empresas que tengan estructuras éticas y trabajen con calidad.
A partir de ahora nacerán empresas más solidarias y que cuiden lo que producen. Pues sabrán que ya no querremos neveras que se estropean a los tres años, sino neveras de calidad que se compran al precio que valen y sabrán que ya no queremos a costa de arrasar la naturaleza.
La guerra de precios seguirá existiendo pero para ofrecer mayor calidad. Se seguirá negociando con proveedores pero para que las marcas y ellos puedan ofrecer lo mejor. A partir de ahora pasaremos de empobrecer el mercado a enriquecerlo. Y dejaremos de dar vueltas en una espiral negativa que no nos lleva a ningún lugar.
El precio será importante y los aspectos cualitativos también. Nos importará el valor añadido que puedan ofrecernos. Consumiremos, por norma, lo necesario. Más barato pero con mayor calidad, innovación y desarrollo.
El precio será importante y por ello los márgenes serán más pequeños, pero en vez de recortarlos en productos, salarios y personas trabajadoras, pensaremos que si damos calidad, quienes consumen nos comprarán más por el valor añadido y por el tipo de estructuras que tengamos.
Así pues, llega una nueva manera de pensar el mercado: los precios baratos sí, pero con sentido. El producto local perfecto sí, pero de calidad. La clientela estará con nosotros en la medida en que las empresas sean capaces de emocionarnos, y nos muesten que nos conocen de manera individual, que saben y nos dan lo que queremos. Pero sobretodo, nos convencerá la amabilidad, una sonrisa, y que las personas dirigentes sean responsables con el medioambiente, sociedad y personas trabajadoras.
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La Empresa Sostenible
Por Gustavo Manrique Salas.
Los negocios son parte de la solución para un verdadero desarrollo sostenible y éste es un medio eficaz a largo plazo para la estrategia de crecimiento de las empresas. No importa el tamaño de su negocio, sea protagonista de esta nueva era.
Los próximos diez años pudieran denominarse “la década de la sostenibilidad” y la tendencia es que los procesos de innovación y desarrollo, planificación y gerencia, producción y regulación, entre otros; pasen por el prisma de la sostenibilidad.
Por ejemplo. La industria automotriz está volcada al diseño de autos más eficientes, amigables con el medio ambiente. La industria de la energía retomará con mayor ímpetu el desarrollo de energías alternativas y la crisis de BP en el golfo de México generará una mayor presión y acelerará la innovación en esta área. El Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama ha insinuado que esta tragedia le permitirá apalancar la reforma energética que necesita EE.UU para abandonar su adicción al petróleo.
La industria de consumo masivo también se suma a la era de la sostenibilidad y la tendencia comienza a manifestarse a través de la búsqueda de procesos eco-eficientes de manufactura, etiquetas verdes para los productos, empaques biodegradables y un mercadeo y posicionamiento basados en estos atributos.
Datos como los arrojados por el Índice de Confianza Climática elaborado por el HSBC Climate Partnership que amablemente me envió Mónica Alvarado, Directora de Información del Instituto Smithsonian, demuestran que casi dos tercios (65%) de las personas encuestadas en el mundo creen que un pacto internacional para reducir emisiones es “muy importante”.
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Marketing irresponsable con la política de precio
Por F. Xavier Agulló. A menudo vinculamos la responsabilidad social a cuestiones vinculadas con el producto o la forma de fabricarlo. Pero en las cuatro pes del mercadeo también está el precio (además de producto, promoción, distribución), que requiere también de un uso responsable como variable de trabajo.
La rueda consumista nos envuelve de ofertas como el Plan Estrena de Movistar con su reclamo "Cambia de móvil cada 12 meses" u ofertas 3x2 de todo tipo en Carrefour, Walmart, etc. El impacto de dichas ofertas sobre el hiperconsumo y la generación de residuos es muy importante. Y en especial en el mundo de lo electrónico es habitual el gusto de la gente por estrenar. Por lo tanto ahí se unen intereses de negocio con los de quienes consumen.
Pero al evaluar la RSC de una organización también es necesario hacerlo de sus políticas de precio, aunque GRI por ejemplo no nos lo pida explícitamente si no es a través del proceso de materialidad. Podría ser pues material para una organización el informar sobre el tiempo promedio de cambio de celulares, material informático o vehículos.
Pero es especialmente relevante en la responsabilidad social individual, la que aplica la responsabilidad de cada quien. Lo nuevo no siempre es responsable. Un móvil más nuevo no aporta ninguna ventaja a la sostenibilidad, en cambio sí podría un vehículo que contaminara menos. Todo es cuestión del punto de equilibrio.
Por lo tanto las políticas de precio deben tener en cuenta también la sostenibilidad. Debemos pues considerar:
- ¿Genera la oferta o promoción un sobre-consumo innecesario?
- ¿Incluye el precio el coste real en sostenibilidad y evita externalidades negativas?
- ¿Es objetivamente útil para quienes consumen o sólo responde a criterios de negocio?
Consumo diligente en el Perú
Por José Carlos Purizaca. En los últimos tiempos en el Perú solo se pretende proteger al consumidor que sea diligente, lo que ciertamente es un tema muy subjetivo, ya que lo que alguien pueda entender como “consumidor diligente” depende de la óptica que se pueda tener al respecto, en algunos casos pueden ser obvios, pero muchos no, lo que trae inseguridad jurídica en los consumidores, por ejemplo una persona que esté interesada en tomar un servicio bancario, aunque revise el contrato detenidamente, es muy difícil que pueda entenderlo en su totalidad, y bien puede darse el caso que su elección no sea adecuadamente informada, no por su desinterés, sino por su falta de expertice en esta materia. Sin embargo, aunque sin quererlo compre gato por conejo, alguién le puede decir que no es diligente o razonable, pues lo decía de alguna forma el contrato que firmó.
Pero, recordemos que el mercado presenta una realidad evidente, una asimetría de poder y de información entre proveedor y consumidor, donde el consumidor podría no leer el contrato, y si lo lee no lo entiende, y si lo entiende no puede hacer nada pues son contratos por adhesión donde una de las partes fija las reglas, al consumidor solo le queda aceptar o no aceptar.
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Cheques verdes en Bélgica y Bolsa de Valores Sociales en Portugal
Por F. Xavier Agulló. Si algo falta en todo esto de la RSC es 'combustible' para la RSC de las organizaciones, y en ello los poderes públicos tienen un papel importante: consumo e inversión socialmente responsables.
En Bélgica se han promovido los "cheques verdes", que como si de un cheque restaurante se tratara, son beneficios sociales (bonificaciones) que las organizaciones pueden ofrecer a su personal, de forma que éste puede ejecutarlos desde en artículos de jardinería, bolsas biodegradables o productos elaboradores con materia prima reciclada o bajo principios de ecodiseño. También pretenden ser un estímulo para dejar el auto privado en casa, pues pueden ser intercambiables para la compra o uso de bicicleta y transporte público. Desde un punto de vista logístico su distribución corren a cargo de las compañías Accor Services y Sodexo ("Eco Pass" de Sodexo). Representa no sólo una medida de conciliación de la vida laboral con la familiar y personal, también un incentivo al consumo responsable.
En Portugal por su parte se ha promovido la Bolsa de valores sociales (BVS), una iniciativa homónima a la que desde 2003 funciona ya de forma pionera en Brasil, y que permite lo mismo que el mercado de valores convencional, pero orientado a financiar proyectos de contenido social de ONG. Mientras en la bolsa brasileira ya son más de 100 los proyectos financiados hasta la fecha por un valor de 4,7 MEUR, la bolsa portuguesa ya incluye a cuatro proyectos por un valor de 660 mil euros. Los y las inversionistas sociales, a manera de donantes, podrán invertir un valor mínimo de 10 euros que, posteriormente, serán deducibles de la declaración de la renta. Además, la organización garantiza que el 100% del dinero recibido irá a parar a los proyectos y estarán exentos del pago de impuestos. Un buen ejemplo en este caso de inversión socialmente responsable (ISR).
Ojalá ambas iniciativas generen efecto de mimetismo, pues es el 'combustible' del que debe alimentarse en el futuro la RSC, más que del simple voluntarismo o impacto mediático actuales.
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En Navidad, consumo responsable de agua
Por Jakson Velazquez. Felices fiestas:
En estas fiestas de fin de año, el consumo de energía aumenta, la basura, el gasto de agua y todo aquello que hace que el ambiente se impacte de una u otra forma, el sistema de felicidad que tienen muchas personas basado en consumir es incompatible con un ambiente sostenible y sin darnos cuenta hacemos que nuestra relación con el mismo se haga mucho más caótica, basta con ver las playas, los bosques, las quebradas y sitios de turismo después de la temporada de fiestas con los rastros suficientes de una sociedad de relaciones irresponsables con el ambiente que ha pasado por allí.
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Comercio justo vs. Desarrollo Sostenible. El debate entre desarrollo local y cambio climático
Por Daniela Toro. Hace ya algún tiempo un amigo reflexionaba sobre cómo el comercio justo por definición no podía ser ambientalmente sostenible pues implicaba el transporte de alimentos y otros productos desde distancias bastante considerables hasta su consumo final. Su comentario me hizo caer en cuenta de una disyuntiva de la que no había sido consciente hasta el momento.
El comercio justo se basa en la compra directa de bienes a quienes los producen evitando la cadena de comercialización intermedia que es la que encarece el producto. De esta manera personas y comunidades que de otra manera tendrían que vender aquello que producen a grandes multinacionales y a precios ínfimos logran obtener un precio más justo por los mismos. En pocas palabras, el comercio justo es un camino para abandonar la pobreza y optar por una vida más digna.
Si miramos el comercio justo tan sólo desde la óptica de la ética y de la justicia, está claro que es un sistema que potencia la economía local, la equidad de la mujer y el acceso a una mejor calidad de vida, entre otros beneficios. Pero si lo sometemos al escrutinio único de variables medioambientales como mínimo cabría plantearnos ¿cuál es el enfoque correcto a la hora de abordar la huella medioambiental de los productos del comercio justo? Por eso me pregunto y os pregunto porque ni mucho menos tengo una respuesta. ¿Cómo combinamos ambas visiones, lo ético y lo equitativo con lo ambiental y la lucha contra el cambio cambio climático?
En un interesante artículo publicado por el Observatorio Andaluz de Salud y Medioambiente titulado “El medio ambiente y la ética social influyen cada vez más a la hora de escoger lo que comemos” encontré que éste no es ni mucho menos un debate nuevo.
La opinión de Esther Vivas, de la Red de Consumo Solidario, es que ante la amenaza del cambio climático ha saltado la alarma por el gasto de combustible y el aumento de las emisiones de CO 2 derivados de los alimentos que son transportados largas distancias. Es la huella ecológica de los alimentos. ¿Es sostenible y saludable comer uvas cultivadas en Chile en lugar de las que han madurado en el Penedès? ¿Debemos comprar a países pobres para ayudar a su economía? “No tiene sentido consumir aquellas frutas que vienen del otro extremo del mundo y que también se cultivan aquí. Este comercio internacional es insostenible desde el punto de vista ambiental y social; sólo beneficia a las multinacionales y olvida a los pequeños productores”, sostiene.
Por un lado están quiénes como Ester afirman que la compra, traslado y consumo de bienes traídos de distancias largas, sean estos comercializados de manera tradicional o justa, es una amenaza al cambio global por las emisiones de gases dañinos que genera y que la opción correcta es el consumo de productos locales, que no sólo potencian la economía del campesinado de la zona sino que implican un gasto menor de combustibles fósiles.
Por el otro lado están quiénes sostienen que frenar la compra producida en países en desarrollo no será sostenible para sus economías. Tal es el caso de Intermón-Oxfam, que se explica en el mismo artículo. De acuerdo a representantes de esta organización el argumento de la huella ecológica es insuficiente para denostar los productos que llegan de otros rincones del planeta. “No podemos fomentar que se deje de comprar a países en vías de desarrollo y perjudicar a millones de personas. No soy partidario de decir que lo local es mejor”, sostiene José Antonio Fernández, responsable de agricultura de Intermón. “Además de los kilómetros que recorre un alimento, debemos tener en cuenta cuestiones como el tipo de cultivo, si han utilizado pesticidas, si es respetuoso con el medio ambiente…”, añade.
Éste es sin duda un debate abierto y que da mucho de sí por eso os invito a dejar vuestras opiniones y construir entre todos un interesante debate.
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Marcas vs low cost: pan para hoy, hambre para mañana
Del mismo modo que la búsqueda de ganacias a corto plazo hundió la economía, el contemplar sólo el corto plazo en nuestras compras, eligiendo sólo en base a precio, puede llevarnos a un círculo vicioso del que será más duro salir: menos precio significa menos costos, menos costos menos salarios, más deslocalizaciones y más industrias en quiebra... y menos capacidad de consumo. De ahí no se sale.
Más allá de este efecto económico, el low cost está generando un olvido del consumo responsable: ya no importa si es ecológico, si respeta los derechos humanos o no, si se ha producido con mínimos laborales responsables, si se han seguido las normas no ya del derecho sino de la responsabilidad social.
Ante ello hemos visto aparecer una campaña que parece totalmente coordinada por parte de las grandes marcas de consumo. Desde campañas como el sello Valor Seguro a menciones en los comerciales de que no se fabrica para 'otras' marcas (caso de Danone o Nescafé como muchos otros).
Las marcas es lo único que puede garantizar la responsabilidad social en los procesos, productos y organizaciones. El low cost sólo nos acerca al abismo del todo vale. No hay margen para más, sólo para recortes en todo.
El peligro no es la existencia en si misma del low cost, que siempre ha existido, sino que se consolide en los hábitos de consumo más allá de ser una moda pasajera. un recurso puntual o para determinados públicos concretos. Porqué el low cost parece 'responsable' porqué se preocupa por la economía doméstica, pero no tenemos que dejarnos engañar, es pan para hoy, pero hambre para mañana. Siga leyendo >>>
¿Por qué se prohíbe publicidad de tabaco y alcohol y en cambio se permite la ludópata?
Por F. Xavier Agulló. Hace ya algunos años que la Fórmula 1 desterró la publicidad de tabaco y alcohol de sus patrocinios. También la publicidad de estos productos casi ha desaparecido de la mayoría de deportes en todo el mundo. Pero en cambio sigue en aumento la publicidad de juego ludópata, ¿por qué?
Los escaparates de las ligas de futbol inglesa y española siguen siendo pasto de la publicidad que promueve la ludopatía. En esta última liga, el RCD Espanyol, Sevilla FC y Real Madrid FC, lucen en sus camisetas los patrocinios de Interapuestas, 12bet y Bwin respectivamente. No parece lógico pensar que una enfermedad como la ludopatía, que afecta a millones de personas, pueda ver semejante refuerzo publicitario.
La costumbre de las apuestas no es nueva, en el caso español desde siempre hubo, véase casos históricos como el del boxeo, las carreras de galgos y las peleas de gallos. Pero siempre tuvo un halo de alegalidad, que parece que ahora, con la introducción de las apuestas on line en el futbol, se le da legitimidad y alas.
Que se permita en países anglosajones vale, pues siempre en ellos ha habido una cultura del trabajo y del esfuerzo muy superior a los entornos latinos. Pero no creo que la Europa o la América latinas se puedan permitir el transmitir entre sus gentes la cultura del dinero fácil, teniendo en cuenta las pocas ganas de trabajar y de ganar dinero con el sudor de nuestras frentes que existe en nuestros países.
Las loterías públicas o las que tienen claros fines sociales (caso paradigmático de la Fundación ONCE en España), podrían tener alguna justificación, pues sus ganancias se destinan a objetivos algo legítimos. Pero no parece la mejor manera de conseguir sociedades responsables, basadas en la cultura del esfuerzo y el trabajo, si se permite dicho tipo de promoción de la ludopatía. Y menos aún en los tiempos que corren, donde precisamente la cultural del dinero fácil ha hundido nuestras economías en la miseria.
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Comportamiento Responsable Estatal: Política Nacional de Consumo
Por José Carlos Purizaca. El día 28 de Julio se celebró un año más de la independencia nacional peruana, y como es tradicional el Presidente del Perú, dio su Mensaje a la nación.
Sobre el mensaje presidencial, me pareció importante que se mencionara a los consumidores, pero mas que se mencionara la palabra “consumidores”, es importante que el Estado cumpla con el rol que le ha trazado la Constitución Política del Perú.
El interés por el Sistema de Protección al Consumidor Peruano debe trascender la mera preocupación técnica, y nos plantea un asunto de ciudadanía y de cumplimiento de deberes estatales, por lo que se tornan imperativas algunas pautas de implementación sobre las imperfecciones del sistema, a efectos de trazar el camino de la reforma, lo que se puede empezar a lograr con la adopción de Políticas Nacionales de Consumo (PNC), donde se definan con precisión roles del Estado, de los proveedores de productos y servicios y de la propia ciudadanía individual y/o organizada.
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Oro y diamantes: lujo y miseria en una sola piedra... y la vista hacia otra parte
Por F. Xavier Agulló. Por más que se acuñen términos como "diamantes de sangre" u "oro de sangre" seguirá sin existir una trazabilidad real de los productos derivados de dichos minerales.
La presión social que llevó a empresas del sector textilero a "inventar" la RSC para mejorar su reputación, fue reflejo de un creciente interés social en cómo se producían los productos, en general, en el Tercer Mundo o países en desarrollo.
Pero por más que pase el tiempo, oro y diamantes parecen ser sectores inmunes a tales prácticas, y las empresas extractoras o los gobiernos vinculados campan a sus anchas sin escrúpulos. Y eso que, no lo olvidemos, tanto extracción en muchos casos como comercialización van a cargo de empresas o países occidentales. Puntualmente aparecen casos, como el reciente de Zimbabue, con esclavitud y trabajo infantil, pero siempre es más de lo mismo y todo sigue igual.
Si bien en África la extracción corre a cargo de gobiernos corruptos, mafias o guerrillas, en Latinoamérica la extracción corre a cargo en general de empresas, canadienses en su mayoría. Se lleva a extremos de querer derretir un glaciar entero para la extracción del oro que yace debajo (entre Argentina y Chile, con el 'apoyo' de sendos gobiernos).
Respecto a la comercialización, nodos como Holanda son el punto o hub de distribución mundial de dichos productos en bruto. No parece que fuera a ser demasiado difícil el control de la trazabilidad pues todo pasa por el mismo sitio.
Es pues una cuestión de voluntades. Dado que depende de la política, que ya sabemos su inutilidad en cuestión de responsabilidad social y ética, y de quienes consumen dichos productos, en general clase alta que tiene nulo interés en cómo se han producido dichos productos, mientras sectores como el textilero hay sufrido cambios importantes, el oro y los diamantes siguen colgando de cuellos o muñecas de lujo mientras el cuero flajela las espaldas de quienes extraen los minerales o acosa al medio ambiente.
¿Hasta cuándo vamos a permitir que oro y diamantes sigan impunes a la responsabilidad social y al consumo responsable?
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