Por Gustavo Manrique Salas. Uno de los fenómenos que va a definir el futuro de las empresas es el cambio climático y sus implicaciones en los procesos y modelos de negocios. Las empresas tienen el desafío impostergable de definir su rol frente al cambio climático y trabajar en una transición hacia una economía regulada en materia de emisión de CO2.
Sin embargo, para lograr esta transición las empresas tienen que comprometerse con objetivos de largo plazo, ya que las inversiones en esta área se hacen tangibles y tienen un impacto que trasciende los objetivos de negocio tradicionales.
Así mismo, uno de los mayores problemas que enfrentan las empresas es la asimetría de los procesos regulatorios en relación al cambio climático, los cuales varían de país a país generando presiones adicionales y una mayor incertidumbre.
Las informaciones sobre los procesos regulatorios por venir ya comienzan a cobrar fuerza. De hecho, a partir de enero de 2011 el cambio climático dejará de ser un tema que las empresas puedan abordar de manera voluntaria… al menos en los Estados Unidos. Esta iniciativa implica la inspección de aquellas empresas que generen más de 75 mil toneladas de CO2 al año, por medio de la Agencia de Protección Ambiental.
Indicadores relevantes
Diversos estudios dan cuenta del impacto que tendrá el cambio climático en los negocios. Según un estudio realizado por The Economist Intelligence Unit, uno de los mayores riesgos que enfrentarán las empresas en el futuro será el cambio climático. Al menos otros 4 estudios de reciente data coinciden en que este será uno de los principales riesgos corporativos en los próximos años.
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Hacia un nuevo orden corporativo
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F. Xavier Agulló
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martes, 28 de diciembre de 2010
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Terra Madre Day
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F. Xavier Agulló
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domingo, 12 de diciembre de 2010
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Por Daniela Mendoza Reynolds. Apoya el movimiento mundial Terra Madre Day proyecto concebido por Slow Food, fruto de su proceso de crecimiento, que hoy se basa en el convencimiento de que “comer es un acto agrícola y producir es un acto gastronómico".
Slow Food es una organización ecogastronómica sin ánimo de lucro que trabaja para promover una alimentación buena – por una dieta estacional fresca y sabrosa vinculada a nuestra cultura local; limpia producida con respeto por la salud del ambiente y del hombre; y justa con precios accesibles a quienes consumen y que aseguren a quienes producen a pequeña escala unos ingresos justos.
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Sandro Rosell: el Gran Dictador que hundió la reputación del Barça
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F. Xavier Agulló
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viernes, 10 de diciembre de 2010
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Por F. Xavier Agulló. El FC Barcelona, el club deportivo que durante 111 años no ha lucido publicidad comercial en sus camisetas, de la mano de su reciente nuevo presidente, Sandro Rosell, ha vendido el alma del club al diablo, o lo que es lo mismo, a Qatar Foundation, una fundación vinculada al régimen dictatorial del golfo pérsico y a los petrodólares, como sabemos principales causantes del cambio climático.
Todo ello lógicamente para recibir a cambio unos 30 millones de euros y ayudar a limpiar la imagen de la dictadura qatarí, que además compartirá camiseta con Unicef.
Toda una jugada sucia, que en términos futbolísticos sin duda sería penal y expulsión del terreno de juego, que pone en jaque a una institución como Unicef y al propio Barça. En otras ocasiones me he mostrado contrario a que la publicidad en el futbol sirva para transmitir valores irresponsables.
En su momento comentamos el caso de otros clubes de La Liga, como el Real Madrid FC y el Sevilla FC, que lucen publicidad de casas de apuestas deportivas, toda una apología de la ludopatía. Recordemos que en la mayoría de deportes ya está prohibido lucir publicidad de marcas de alcohol o tabaco.
El Barça se ha labrado una imagen de marca muy valiosa como defensora de los derechos de la infancia, y su Fundación ha actuado en coherencia con la misma en colaboración con Unicef durante los últimos años. El mundo del deporte es probablemente hoy en día en vehículo transmisor de valores más importante del mundo. Es por ello que la decisión sobre qué patrocinios aceptar o no es trascendental, y la responsabilidad social que se asume con ello es pues extraordinariamente relevante.
Y Sandro Rosell se ha equivocado, ha ensuciado la imagen del club a la par que ayudará a limpiar la imagen de una dictadura que, como todas, son corruptas. ¿Acaso sea un acto de 'coherencia' personal con el hecho que este señor esté imputado judicialmente por casos de corrupción en sus negocios brasileiros? Siga leyendo >>>
Todo ello lógicamente para recibir a cambio unos 30 millones de euros y ayudar a limpiar la imagen de la dictadura qatarí, que además compartirá camiseta con Unicef.
Toda una jugada sucia, que en términos futbolísticos sin duda sería penal y expulsión del terreno de juego, que pone en jaque a una institución como Unicef y al propio Barça. En otras ocasiones me he mostrado contrario a que la publicidad en el futbol sirva para transmitir valores irresponsables.
En su momento comentamos el caso de otros clubes de La Liga, como el Real Madrid FC y el Sevilla FC, que lucen publicidad de casas de apuestas deportivas, toda una apología de la ludopatía. Recordemos que en la mayoría de deportes ya está prohibido lucir publicidad de marcas de alcohol o tabaco.
El Barça se ha labrado una imagen de marca muy valiosa como defensora de los derechos de la infancia, y su Fundación ha actuado en coherencia con la misma en colaboración con Unicef durante los últimos años. El mundo del deporte es probablemente hoy en día en vehículo transmisor de valores más importante del mundo. Es por ello que la decisión sobre qué patrocinios aceptar o no es trascendental, y la responsabilidad social que se asume con ello es pues extraordinariamente relevante.
Y Sandro Rosell se ha equivocado, ha ensuciado la imagen del club a la par que ayudará a limpiar la imagen de una dictadura que, como todas, son corruptas. ¿Acaso sea un acto de 'coherencia' personal con el hecho que este señor esté imputado judicialmente por casos de corrupción en sus negocios brasileiros? Siga leyendo >>>
El buen gobierno de los gobiernos con veedurías ciudadanas
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F. Xavier Agulló
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lunes, 6 de diciembre de 2010
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Por F. Xavier Agulló. Siendo el sector público el responsable de la legislación sobre el buen gobierno de las empresas, ¿por qué no se ocupa también de su propio buen gobierno? Toda organización que se precie y quiera sustentar en el tiempo define planes de metas, se somete al escrutinio público y gestiona la responsabilidad social en sus actividades... menos los gobiernos.
El municipio de Rosario (Argentina), ha presentado un proyecto de ordenanza para establecer un plan de metas para él mismo. Igual han hecho ya municipios como mi querida Bogotá o Sâo Paulo. Establecer un plan de metas implica la obligación de definir unos objetivos claros basados en las promesas electorales a cumplir durante el mandato, que puedan ser escrutados públicamente.
Aunque no sea el caso de Rosario, ello facilitaría la existencia de veedurías ciudadanas que pudieran dar seguimiento externo y objetivo a los logros de los gobiernos locales, regionales o estatales. La inexistencia de estos órganos, habituales en países como Ecuador, nos lleva a un descontrol entre promesas y logros, falta de transparencia en definitiva.
Mejor aún, los planes de metas no deberían ceñirse a los de la propia municipalidad o gobierno, sino también a los de una hoja de ruta para el propio territorio en que participen también sus empresas y organizaciones de la sociedad civil, así como, porqué no, su propia ciudadanía.
Es así pues como las veedurías ciudadanas asumirían un rol determinante en el buen gobierno de un territorio socialmente responsable, a la par que significaría la implicación de la ciudadanía, normalmente pasiva, en el bienestar común.
La política debe reinventarse y regenerarse, pues la incompetencia que ha venido demostrando la clase gobernante ha alejado la ciudadanía del ejercicio del buen gobierno común, ya no sólo público. Ello lo vemos en el ascenso de la abstención en las elecciones de territorios donde el voto no es obligatorio. Pero también permitiría generar mayores complicidades entre empresas y OSC con sus respectivas comunidades.
Los planes de metas y los indicadores territoriales son el punto de partida para poder alimentar las veedurías ciudadanas en su necesario rol de escrutinio del buen gobierno de los gobiernos... y resto de agentes sociales.
Su extensión a redes de territorios responsables permitiría el benchmarking y la mejora continua, y facilitar que redes como la española Red Retos sean algo más que simples escaparates faltos de contenido. Y sin duda ayudaría a generar mayor confianza pública externa en dichos territorios.
Por lo tanto los territorios y en especial los gobiernos que los dirigen deben:
El municipio de Rosario (Argentina), ha presentado un proyecto de ordenanza para establecer un plan de metas para él mismo. Igual han hecho ya municipios como mi querida Bogotá o Sâo Paulo. Establecer un plan de metas implica la obligación de definir unos objetivos claros basados en las promesas electorales a cumplir durante el mandato, que puedan ser escrutados públicamente.
Aunque no sea el caso de Rosario, ello facilitaría la existencia de veedurías ciudadanas que pudieran dar seguimiento externo y objetivo a los logros de los gobiernos locales, regionales o estatales. La inexistencia de estos órganos, habituales en países como Ecuador, nos lleva a un descontrol entre promesas y logros, falta de transparencia en definitiva.
Mejor aún, los planes de metas no deberían ceñirse a los de la propia municipalidad o gobierno, sino también a los de una hoja de ruta para el propio territorio en que participen también sus empresas y organizaciones de la sociedad civil, así como, porqué no, su propia ciudadanía.
Es así pues como las veedurías ciudadanas asumirían un rol determinante en el buen gobierno de un territorio socialmente responsable, a la par que significaría la implicación de la ciudadanía, normalmente pasiva, en el bienestar común.
La política debe reinventarse y regenerarse, pues la incompetencia que ha venido demostrando la clase gobernante ha alejado la ciudadanía del ejercicio del buen gobierno común, ya no sólo público. Ello lo vemos en el ascenso de la abstención en las elecciones de territorios donde el voto no es obligatorio. Pero también permitiría generar mayores complicidades entre empresas y OSC con sus respectivas comunidades.
Los planes de metas y los indicadores territoriales son el punto de partida para poder alimentar las veedurías ciudadanas en su necesario rol de escrutinio del buen gobierno de los gobiernos... y resto de agentes sociales.
Su extensión a redes de territorios responsables permitiría el benchmarking y la mejora continua, y facilitar que redes como la española Red Retos sean algo más que simples escaparates faltos de contenido. Y sin duda ayudaría a generar mayor confianza pública externa en dichos territorios.
Por lo tanto los territorios y en especial los gobiernos que los dirigen deben:
- Establecer planes de metas con sendos indicadores.
- Crear veedurías ciudadanas que faciliten el seguimiento asambleario y anónimo.
- Integrarse en redes de territorios responsables.
WikiLeaks o la revolución pacífica del pueblo
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F. Xavier Agulló
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viernes, 3 de diciembre de 2010
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Por F. Xavier Agulló. Siempre se pueden hacer dobles lecturas de todas las cuestiones, y es probable que ambas tengan normalmente su sensatez. Ahora bien, dado el estado del mundo en el que vivimos, cualquier persona que tenga lo que hay que tener para romper con stablisment es digna de ser tenida en cuenta.
Y para mi personalmente es el caso de Julian Assange y su proyecto Wikileaks. Habrá quien le pueda tildar de irresponsable por hacer públicos documentos clasificados como confidenciales o secretos, y quizás en algún caso puedan tener razón. Pero habida cuenta de quienes nos gobiernan y de su ineptitud, va siendo hora de devolver al pueblo lo que es suyo. El contrato social actual de Hobbes o Rousseau, en el que el pueblo cede el poder a los gobiernos para que administren el bien público, está marchito o en vías de extinción, si no es que ha muerto ya (si alguien encuentra las armas de destrucción masiva de Irak, seguro que Wikileaks no tendrá problemas en publicarlo).
Es por ello que vivimos época de cambios, una era que en un tiempo será valorada como una transición hacia una nueva sociedad. Aquel respeto, alias miedo, que nos causaba la clase gobernante, con sus ejércitos, policías, servicios secretos y medios de comunicación y corporaciones empresariales, ha evolucionado hacia una revolución pacífica con todo descaro del pueblo donde éste ya está harto de tanta mentira, manipulación informativa y conspiraciones.
Es por ello que iniciativas como la de Assange, que no sin miedo se ha confrontado a los poderes fácticos (ha tenido que difundir en las redes P2P el fichero encriptado Insurance.aes256, que es considerado como el seguro de vida de este héroe, cuya clave de acceso se haría pública caso de sucederle algo a Assange), son necesarias, aunque tengan sus daños colaterales. Ninguna revolución ha estado exenta de los mismos, y es el precio que debemos pagar para cambiar el mundo déspota en el que vivimos.
Llegó la hora de levantarnos y decir basta, ¿te apuntas? Siga leyendo >>>
Y para mi personalmente es el caso de Julian Assange y su proyecto Wikileaks. Habrá quien le pueda tildar de irresponsable por hacer públicos documentos clasificados como confidenciales o secretos, y quizás en algún caso puedan tener razón. Pero habida cuenta de quienes nos gobiernan y de su ineptitud, va siendo hora de devolver al pueblo lo que es suyo. El contrato social actual de Hobbes o Rousseau, en el que el pueblo cede el poder a los gobiernos para que administren el bien público, está marchito o en vías de extinción, si no es que ha muerto ya (si alguien encuentra las armas de destrucción masiva de Irak, seguro que Wikileaks no tendrá problemas en publicarlo).
Es por ello que vivimos época de cambios, una era que en un tiempo será valorada como una transición hacia una nueva sociedad. Aquel respeto, alias miedo, que nos causaba la clase gobernante, con sus ejércitos, policías, servicios secretos y medios de comunicación y corporaciones empresariales, ha evolucionado hacia una revolución pacífica con todo descaro del pueblo donde éste ya está harto de tanta mentira, manipulación informativa y conspiraciones.
Es por ello que iniciativas como la de Assange, que no sin miedo se ha confrontado a los poderes fácticos (ha tenido que difundir en las redes P2P el fichero encriptado Insurance.aes256, que es considerado como el seguro de vida de este héroe, cuya clave de acceso se haría pública caso de sucederle algo a Assange), son necesarias, aunque tengan sus daños colaterales. Ninguna revolución ha estado exenta de los mismos, y es el precio que debemos pagar para cambiar el mundo déspota en el que vivimos.
Llegó la hora de levantarnos y decir basta, ¿te apuntas? Siga leyendo >>>