Por Cristina Almirall. Que me perdonen los del género masculino porque hoy hablaré de fútbol. Entender no entiendo de fútbol, al menos esto me repiten continuamente quienes se invisten como gente experta cada vez que me oyen decir algún comentario al respeto. La tentación vive arriba, porque como no hay día que no se hable de fútbol, la verdad es que una es influenciable.
Al día siguiente de quedar segundos en la liga se me ocurrió decir impulsivamente !Vaya, qué pena, perdimos la liga en 10 minutos¡ me estuvo bien merecido el comentario, por no aprender ¡qué dices, la perdimos antes, con los errores garrafales, la inconstancia, y la vagancia que han demostrado a lo largo de toda la jornada! Alucinar, sí que alucino con el fanatismo que despierta el fútbol y los comentarios intransigentes y críticos que aspiran a la perfección, porque arguyen que a los futbolistas se les paga mucho y que por esta razón no pueden fallar; pero bueno, yo, entender, no entiendo de fútbol. Ya lo he avisado al principio.
Y a pesar de ello, los días antes del final de la liga, ciertos comentarios han conseguido herir “sorprendentemente” mi sensibilidad: ¡El Fútbol Club Barcelona no se merece ganar, porque no se puede no dar ni golpe toda la temporada y esperar que otro equipo pierda¡ Y también escuché: ¡si no ganan les irá bien: de escarmiento¡
Una cosa tengo clara, con el fútbol la polémica está servida, en plato caliente, porque no sé que tiene el “tema” pero siempre caldea ambientes, y hasta a veces los quema. Y así las cosas, a pesar de no entender de fútbol, e irremediablemente sintiéndome los colores del Barça, y también algo triste por haber perdido la liga, me encontraba yo al día siguiente, en pleno proceso de recuperación, camino de la resignación, convenciéndome de que lo importante es participar. Y de repente, mi salvador, el Presidente Joan Laporta, me hace una confesión íntimamente televisiva. Les seré sincera, me cayó como agua bendita y algo me animé. “A partir de ahora pedirá más disciplina y compromiso a los jugadores, y se aplicará con mayor rigor el código de conducta interno”. Bueno, no estuvieron mal mis cinco minutos de gloria. Porque sepan que de momento el Barça ni asomo de esta actitud, porque en el código se establece, entre otras muchas cosas, que tiene que asistir obligatoriamente a los actos del Club. Pero “ mi gloria en un pozo”. Al tercer día, con el café de la mañana, casi me atraganto al leer en el periódico que 5 de 20 jugadores y algún miembro del directivo habían asistido a su cita a la Casa Mandela en Johannesburgo, sede como sabrán, de la Fundación Nelson Mandela, para encontrarse con el que fue el primer presidente de Sudáfrica elegido por medios democráticos y bajo sufragio universal. Antes fue un activista declarado contra el apartheid, y ello pese a estar encarcelado durante 27 años de su vida. Mandela, como Gandhi siempre usó métodos no violentos y en 1993 le otorgaron el Nobel de la Paz.
A la cita, asistieron pues 5 jugadores, porque los demás se quedaron a jugar en el Hotel a cartas o a la play y le dieron, eso sí, un buen plantón a Mandela! ¿Saben los 15 jugadores que a una cantidad importante de la afición del Barça le encantaría haber podido tener la oportunidad de encajar en la agenda de Mandela? Qué falta de decoro, y de todo, porque desde que el Barça empezó a lucir la camiseta con logo de UNICEF se comprometió a apoyar los programas de UNICEF en favor de los niños y niñas del mundo y a defender sus derechos y participando en una serie de iniciativas solidarias para luchar por los derechos fundamentales de la infancia. Posicionando, entonces, al Barça en el mundo, como algo más que un club: un club solidario, humanitario. Eso dijeron en su día.
A la cita asistieron Iniesta, Thuram, Belletti, Gio y Oleguer y algún miembro del equipo directivo, quienes, eso sí, le entregaron una camiseta a Mandela. Y yo me pregunto, si Mandela me invita a una cita. ¡Buf! ¡Cómo decir que no¡ Cómo se le puede dar plantón a un tipo así! Chocar choca. Declaradamente yo me esperaba otra actitud de mí Club, porque alineado el Barça como está con las causas humanitarias, y siendo consciente como es de que es un referente a seguir (para muestra un botón: cuando mueve un dedo la montaña de Mahoma se acerca a sus pies) creo que me ha dolido más su actitud con Mandela que pierdan la liga.
En mi opinión, el Barça necesita integrar distintas prácticas y acciones alineadas con los principios de la Responsabilidad Social Corporativa y de la sostenibilidad, desarrollando un sistema de gestión de la RSC Integral y Real. Necesita hacer una reflexión interna para conocer la situación de la RSC, teniendo en cuenta las necesidades de sus grupos de interés y procurando cuidar sus expectativas, manteniendo con todos ellos un diálogo abierto. Con su afición socia o no, con su personal, con su proveeduría, competencia, con la comunidad en general para lograr por supuesto generar con todos ellos relaciones de confianza, y propiciando tanto el beneficio mutuo como el compromiso de todo el mundo con la responsabilidad social.
Seguramente estarán conmigo si les digo que el Barça necesita, entre otros temas gestionar mejor la diversidad, reducir el absentismo y la falta de cumplimiento de las obligaciones de sus trabajadores; mejorar el clima laboral, la implicación, compromiso y la motivación del equipo y directivos, y sobretodo conseguir, que el trabajo del equipo sea más de equipo, más participativo.
Ya sabemos que no siempre se puede ganar, pero el clima laboral es importante para que los jugadores estén satisfechos y traten de ser efectivos y eficientes en el día a día. A mi parecer el Barça de hoy tiene “talentos” y los tendrá, y en buen medida sabe captarlos y retenerlos; pero le falta, mejorar el ambiente laboral y aprender a reducir los conflictos dentro y fuera de los vestidores. Tiene intensidad y fuerza y valores, pero necesita aprender a motivar a los jugadores para aumentar el compromiso de éstos con los compromisos del Club. ¡Qué falta de decoro, plantarle a Mandela!
Una cosa creo que está clara, que el Barça debería establecer compromisos con todos estos valores que se hayan descritos por su Fundación y ser fiel a la visión que tiene de consolidar la identidad social del club. Para concluir, en mi “humilde” consideración creo que el Barça necesita un modelo estratégico de RSC o memoria de sostenibilidad que impulse el deporte y los valores de la conciencia de equipo, del compromiso, de la convivencia, del respeto por los derechos humanos, de la tolerancia, de las libertades y de la democracia. Como reza Laporta si el FC Barcelona es más que un Club en Cataluña y es la institución deportiva más representativa del país y uno de sus mejores embajadores. Sr. Presidente, manos a la obra con este modelo de gestión que es la RSC. Comprometa al Barça por entero y busque las acciones adecuadas para crear valor y mejorar la confianza que tenemos depositada en esta entidad. Porque, contar no sé si cuenta, pero esto espero yo del Barça, no tanto que gane o pierda.
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