Por Juanjo Martí. La imagen da dinero, es un hecho que miles de personas viven de su imagen y productos asociados a ella se revalorizan al convertirse en ejemplos por la persona que los usa. Ser celebridad implica que tu vida puede ser cosa de todo el mundo. En este caso escribo sobre la noticia de la asunción de su homosexualidad por Ricky Martín vía web.
Este post es breve, y en calidad de psicólogo. Es cierto que debe haber sido una dura experiencia ser una imagen y vivir una vida diferente, y probablemente no sea una campaña de imagen (aunque la época de este tipo de música está de baja). Toca reflexionar sobre cómo evoluciona el mundo y las necesidades de mucha gente que comunica su vida, y si internet sirve para romper esa barrera que separa lo que se podía decir, de lo que no, bienvenido sea y así algún día todas las personas puedan ser tal cual.
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Esclavo de la imagen pública
Justicia Intergeneracional: las generaciones futuras tienen derechos hoy
Por F. Xavier Agulló. "Ya que no pensamos en las generaciones futuras, ellas nunca nos van a olvidar" (Henrik Tikkanen). Bajo esta premisa, de hace un tiempo ha nacido la justicia intergeneracional, que intenta luchar para dar derechos a quienes no han nacido todavía per sí van a sufrir las consecuencias de lo que hay hacemos o dejamos de hacer.
La cuestión de la sostenibilidad toma mayor relevancia si cabe cuando se habla de derecho y ley: lo que hacemos hoy afecta a otras personas en el futuro, y tienen derecho a ser recompensadas por ello. El fracaso previsible de la cumbre de Copenhaguen formará parte de nuestro haber como generación que no supo abordar los retos futuros.
Cuando el voluntarismo no es suficiente incentivo, aparece la Ley, de eso sabe bien la RSC. El próximo mes de mayo tendrá lugar en Lisboa un congreso sobre ello: "Ways to Legally Implement Intergenerational Justice".
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La franquicia social
Por Leticia Rebeca Gasca. Diré una aparente locura: casi todos los grandes problemas de la humanidad han sido resueltos por alguien, en alguna parte. Lo frustrante es nuestra incapacidad para reproducir esas soluciones.
Y aunque también es importante apoyar las ideas innovadoras que pueden transformar el mundo, quizá deberíamos dedicar más esfuerzos a encontrar qué está funcionando en otros lugares, aprender de ello y adaptarlo a nuestra localidad.
Por ejemplo, qué están haciendo en otros sitios contra la desnutrición infantil, contra el desempleo, para mejorar la calidad de vida en las grandes urbes, etc. La meta sería reproducir, por ejemplo, los resultados de un exitoso programa de desarrollo social, pero no el programa al pie de la letra. No se trata de clonar organizaciones exitosas, sino de analizar de las mejores prácticas y adaptar ese conocimiento al contexto y a la cultura local.
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¿Todas las empresas son empresas sociales?
Por Leticia Rebeca Gasca. Durante la última década, el término empresa social se ha convertido en una forma elegante de describir a las organizaciones que, en sus intentos de cambio a gran escala, eliminan las fronteras tradicionales entre los fines de lucro y el sector sin fines de lucro.
Sin embargo, con ello se corre un riesgo: que la palabra “social” disminuya la percepción del valor de la contribución de las empresas ordinarias, es decir, aquellas que desde hace cientos de años han creado miles de puestos de trabajo, mejoran la calidad de los bienes y servicios y, finalmente, elevan el nivel de vida.
Por ejemplo, las historias entrelazadas de los negocios y la salud sugieren que todo emprendimiento es, de cierta forma, un emprendimiento social. La gente tiende a pensar que los avances en la atención de la salud son los logros del gobierno o el sector social. Sin embargo, la experiencia demuestra que las empresas han hecho mucho por la salud de la población en el último siglo y medio
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Las mujeres ausentes
Por Leticia Rebeca Gasca. Según Amartya Sen, premio Nóbel de Economía de 1998, faltan en el mundo 100 millones de mujeres, porque han muerto prematuramente a causa de la discriminación y violencia.
Las explicaciones de este descenso son perturbadoras. Es conocido que hay negligencia hacia las niñas. Los fetos de niñas se abortan y los bebés del sexo femenino se dejan morir al nacer. En la India, la Encuesta Nacional de Salud Familiar reveló que el número de muertes de niñas de 1 a 4 años se estima en 1.5 veces más que el número de muertes entre los niños de la misma edad. Esto se debe a la relativa negligencia nutricional y médica hacia las niñas (a esta edad, el amamantamiento termina).
La pregunta es, ¿la ley puede sobre la cultura? El gobierno de la India acaba de prohibir las ecografías para las mujeres embarazadas menores de 35 años. La medida apunta a impedir que las parejas sepan el sexo del feto y aborten si es una niña, debido a que por cuestiones culturales y económicas se valoriza más la llegada de un varón.
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Deber empresarial y Responsabilidad Social
Por Patricia Aragón. El Libro Verde de la Unión europea sobre responsabilidad social, define este concepto como la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores. (...). No obstante, la responsabilidad social de las empresas no se debe considerar sustitutiva de la reglamentación o legislación sobre derechos sociales o normas medioambientales, ni permite tampoco soslayar la elaboración de nuevas normas apropiadas. En los países que carecen de tales reglamentaciones, los esfuerzos se deberían centrar en la instauración del marco legislativo o reglamentario adecuado a fin de definir un entorno uniforme a partir del cual desarrollar prácticas socialmente responsables.”
El quid de la cuestión está en el término integración voluntaria. La voluntariedad implica que si no se realizan determinados compromisos las consecuencias son nulas debido a que los mismos son voluntarios.
La responsabilidad de las empresas con la sociedad tiene que empezar por cumplir rigurosamente con las leyes laborales, medioambientales, fiscales, de prevención de riesgos laborales, con las leyes de igualdad y no discriminación y por supuesto con las obligaciones internacionales como el respeto a los Derechos Humanos. El incumplimiento de la legislación sí conlleva unas consecuencias y unas responsabilidades determinadas. En estos casos si se puede responder a las preguntas ¿quién es responsable? ¿de qué? y ante quién. El que una empresa cumpla con la normativa sobre vertidos no la hace más responsable desde el punto de vista de la RSE, simplemente está cumpliendo con el deber que todos y todas tenemos de acatar las leyes en un sistema democrático y de derecho. Los incumplimientos de las leyes si generan compensaciones y también pérdidas a las empresas.
Una de las ventajas de la globalización es la rapidez con la que se transmiten las noticias: si una empresa es denunciada por prácticas discriminatorias en la gestión de su personal o por comprar productos de una empresa proveedora que utiliza mano de obra infantil, la consecuencia inmediata será una caída del consumo de sus productos y si cotiza en Bolsa probablemente sus acciones bajaran y su reputación corporativa se verá dañada. Las empresas que cumplen con las leyes cumplen con este deber.
Bajo el paraguas de la Responsabilidad Social no puede incluirse lo que la normativa exige. No. Una empresa o multinacional no puede decir que es solidaria y responsable socialmente sólo porque cumple la legislación. En el caso de las multinacionales, dando un paso más, deberían cumplir, en todas sus filiales, la legislación más protectora. No pueden decir que son responsables cuando su filial en un país sin legislación o siendo ésta menos restrictiva, se acoge a esto para pagar salarios de miseria, no respetar los recursos naturales o no adoptar medidas de prevención.
Muchas empresas ya se han dado cuenta de la rentabilidad que supone el ir más allá de la normativa y dar pasos (suelen ser pequeños) en el compromiso hacia el entorno y la sociedad. Tener en cuenta las necesidades de los grupos de interés, vende. Las y los consumidores cada vez son más conscientes del impacto que pueden tener sus decisiones de consumo en la transformación de la sociedad. Pero el problema está en lo fácil que es manipular estas decisiones y la RSE forma parte de la misma.
El que las empresas empiecen a integrar en su gestión criterios y valores de responsabilidad y solidaridad social depende en gran medida del convencimiento que al respecto tengan sus líderes y dirigentes. La verdadera RSE supone el establecer compromisos y objetivos para cumplirlos, recursos asignados a tal efecto y establecer mecanismos de seguimiento y control y de evaluación de los mismos.
Como dijo Albert Einstein "El mundo es un lugar peligroso. No por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que no hacen nada por evitarlo".
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Corrupción ¿Podremos contra ella?
“La perversión y la corrupción se disfrazan casi siempre de ambigüedad; por eso la ambigüedad no me gusta, ni confío en ella”
Por Roque Morán Latorre. Obrar con responsabilidad social sin acometer contra la corrupción es insólito. La tarea es ardua, peliaguda, hasta -muchas veces- decepcionante, pero no se la puede eludir. La corrupción es un monstruo con tentáculos de alcance inimaginable, se extiende a lugares y circunstancias que, en muchas ocasiones, ni nos percatamos. No nos admiremos si somos parte de ella, como culpables, cómplices o la encubrimos, de manera consciente o involuntariamente. Podemos pensar, simplona -pero implacablemente-, que la corrupción está en la otra gente, ¿pero yo… corrupto o corrupta? ¡Jamás!
Ese es el juicio regular de quien no se ha percatado que la corrupción está en la cotidianidad: cuando cruza un semáforo en color intermedio, cuando adquiere un CD pirata por menos de dos dólares; asimismo, cuando no ha pagado las licencias del software que está instalado en el computador de casa; se produce, a un nivel mayor, cuando se tiene, por ejemplo, la responsabilidad de compras de una empresa y llueven los regalos en la época navideña o, en otras épocas, se prodigan atractivos presentes que comprometen: viajes, “premios”; o también se encuentra en el profesorado que acepta un presente de su alumnado que requiere mejorar sus notas para aprobar el período.
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En esta crisis económica llueve sobre mojado
Por Cristina Almirall. Esta crisis económica es como estas fuertes inundaciones que nos están afectando en este duro invierno. Lo ahogan todo, haciendo que en poco tiempo las personas lo pierdan todo, y tengan que conformarse con lo que tienen. A veces con muy poco.
En esta crisis muchas personas están perdiendo sus negocios. Y otras tienen miedo de que ocurra.
De hecho, y sólo en Catalunya en 2009, 149.000 personas autónomas cesaron su actividad. Casi todas ellas, hoy, sin derecho a recibir una prestación.
Obligadas muchas a desarrollar trabajos sumergidos para sobrevivir.
Como todos sabemos, algunas de las empresas que cerraron lo hicieron porque dejaron de facturar y/o muchas de ellas porque fueron ahogadas por la falta de financiación bancaria.
Detrás de cada número de empresas cerradas hay una persona, una familia, una historia, que sufre, y que esperando se desespera. Y que a veces cae en depresión. Y no sale de la cama porque no sabe por donde salir.
Hay que decir bien claro que a pesar de que parece que NO, siempre hay una solución.
En España necesitaríamos no ver como un problema que fracasemos en los negocios, sino como algo positivo. Porque los fracasos han significado siempre un volver a levantarse.
Los fracasos pueden servir de revulsivo para llegar a modernizar nuestras ideas de negocio. Para diversificar nuestros negocios, haciendo relucir nuestros valores, saberes y aprendizajes.
Con los años nos hemos hecho más experimentados, y disponemos de una buena cartera de clientes, con los que nos podemos plantear colaborar.
Y si damos una vuelta a nuestra idea inicial de negocio, por ejemplo, adaptándola a los tiempos presentes, o utilizando las nuevas tecnologías, podremos conseguir renacer o resurjir.
La mayoría de personas emprendedoras que han tenido una empresa, quieren volver a empezar de nuevo.
Será quizás porque son de una pasta diferente a aquellas personas que trabajan por cuenta ajena. Seguramente porque tienen una capacidad de tomar riesgos que las otras personas no tienen. Entre otras habilidades.
La Cambra de Comerç de Barcelona, ha cuantificado, que deberían crearse 100.000 empresas para que consiguieramos salir de esta crisis. En total en España, 500.000 empresas. Pues vayamos a ello.
Pero para que ello ocurra, además de dotaciones en las que nos ayuden a emprender necesitamos el apoyo de las políticas y de todo el sistema financiero.
Las empresas no nacerán si los bancos no son un poco más flexibles, y arriman el hombro ante esta crisis.
Y tampoco nacerán si no se toman medidas para impulsar la emprendeduría.
Necesitamos más que nunca que los bancos y cajas, y que las políticas económicas ayuden de verdad a los nuevos emprendedores y a las empresas. Y lo repito, de verdad, porque hasta el momento los bancos no ofrecen muchas facilidades, y las ayudas que concede el Gobierno no llegan a demasiadas personas.
Y así, cada día somos un poco más pobres y nos convertimos en una sociedad poco enriquecedora.
De momento parece que nos quedan nuestros contactos, y las acciones privadas o de ONG.
Pero la crisis, se ha dicho por activa y por pasiva, es cosa de todas las personas, y por tanto, de ésta crisis sólo saldremos arrimando el hombro y esforzándonos todas las partes activas en esta realidad.
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La diplomacia es cosa de ¿estado?
Por Juanjo Martí. Resulta interesante leer la edición de este domingo 7 de marzo de El País. Por una parte en noticias internacionales leemos que la actual representante europea para la diplomacia tiene muy baja aceptación, mientras en el suplemento Negocias podemos leer como las grandes corporaciones están desarrollando unida a su área de reputación o rsc, una diplomacia corporativa. Parece resultar evidente que al estado le está supliendo su función una serie de repúblicas de comerciantes como fueron en su tiempo las ciudades de génova, venecia, florencia (a la italiana) o el caso de Barcelona (a la hispana). Hay que leerlo como la evidencia constante de un cambio de modelo en la gestión de la sociedad, aunque también cabe reflexionar si la democracia donde participa muy poca gente en las elecciones, es un circo a liquidar en pro de una sociedad más implicada y fortalecer unas instituciones de formación que no sean unas productoras de profesionales si no centros de generación de pensamiento (no tanto conocimiento, conocer no implica reflexionar y pensar sobre lo reflexionado). Siga leyendo >>>
Nace la Teaming Community
Por F. Xavier Agulló. Hace unos meses tuve la oportunidad de almorzar con Jil van Eyle, coach holandés residente en Barcelona, que tuvo un día la inspiración de una idea fuerza que ha venido a potenciar el voluntariado corporativo y la acción social compartida entre empresa y su personal, el teaming, del que ya hablamos en su momento. Una unidad monetaria (o el equivalente a un café como a Jil le gusta recordar) del sueldo de cada persona que voluntariamente quiera colaborar es complementada por una aportación igual (o superior, el doble en alguna ocasión) por parte de la empresa. A final de año se decide conjuntamente a qué proyectos colaborar.
Una idea poderosa que es una magnífica metáfora de lo que se puede hacer sumando esfuerzos individuales, una simple unidad monetaria o el importe equivalente a un café cada mes para cambiar el mundo.
Jil nos recordaba como a menudo recibe contactos de gente que piensa que Teaming es una organización, es poco habitual que no sea así, es algo más, es una idea replicable.
En este proceso de difusión de una idea que requiere de la colaboración en red, nace ahora una comunidad (Teaming Community) que pretende conectar todos los proyectos de Teaming del mundo, y poner en contacto a los grupos de teaming con ONG y proyectos receptores.
Otra de las maravillas de la idea es su transformación, como si de un ser vivo se tratara evoluciona y crece. Grupos de teaming se han constituido con independencia de una empresa u organización, incluso la propia comunidad ya promueve el teaming con grupos de amistades, con clientes, con proveedores, etc. Pero también los proyectos receptores llegan a ser poco convencionales, llegando a ser para ayudar a una persona en dificultades por ejemplo.
Jil dedicará ahora todo su esfuerzo, además de en la difusión de la idea, en la dinamización de esta comunidad.
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Iberoamérica: Entre la RSC genética noreuropea y la RSC filantrópica anglosajona
Por F. Xavier Agulló. Los valores de las sociedades configuran sus formas de hacer. La RSC, que como tal no nació precisamente en Iberoamérica, en la Europa y América latinas, ha tenido que ser adaptada a nuestro entorno cultural, y no siempre se ha hecho coherentemente.
En sociedades del centro y norte de Europa, donde el Estado siempre ha tenido un papel activo en la cobertura de las necesidades sociales proporcionando un estado del bienestar aceptablemente desarrollado, ha hecho que muchas empresas se hayan adaptado a una cultura que genéticamente contiene valores responsables. En gobiernos escandinavos la RSC depende más del ministerio e asuntos exteriores más que del de trabajo, economía o industria. Porqué les interesa más qué hacen sus empresas allende sus fronteras que no en su propio país, pues ya tienen una seguridad que la RSC forma parte del código genético. Las empresas han asumido responsablemente su rol dentro de dicha cultura asumiendo a menudo muchos retos más allá de las ya estrictas legislaciones vigentes.
En cambio, en sociedades anglosajonas como EEUU o Reino Unido, el Estado siempre ha sido menos intervencionista, por lo que ha sido el binomio empresa-comunidad el que ha fomentado una cultura de la protección 'voluntaria', acaso en la búsqueda de aquello tan anglosajón de perpetuar el nombre de la empresa o de la persona en el futuro. En una ocasión, cuando falleció la madre de una directora catalana de unas bodegas familiares en California, rápidamente le propusieron que para perpetura su nombre construyese una escuela o una nueva ala de un hospital. En fin, no en vano la entidad de referencia en Reino Unido de la RSC se llama Business in the Community.
En la Europa y América latinas, en Iberoamérica esencialmente, nos encontramos entre una y otra cultura. Cuando hemos querido trasladar la RSC genética noreuropea, en especial en la Europa latina pero no sólo, nos hemos encontrado con que no existe realmente una sensación de obligación moral o ética en la integración de la RSC en las organizaciones, de modo que las políticas sufren de faltas en su coherencia y estrategia, y no se ven compensadas con las coberturas que los estados proporcionan.
Por otro lado, cuando hemos querido adaptar la RSC filantrópica anglosajona, en especial en la América latina pero no sólo, su voluntarismo ha resultado en muchos casos en una simple fachada que no tenía correspondencia ni con las políticas hacia el personal ni con el core business. Simplemente es así porqué no existe el mismo código cultural y de valores en nuestras sociedades.
La RSC debe responder a los valores culturales de cada sociedad, sin resultar un simple trasplante de otros entornos culturales. La RSC llegó más tarde, pero acaso no hemos sabido adaptarla.
Hablando una vez con un experto latinoamericano, me comentaba que en España había observado atisbos de una forma distinta de concebir la RSC, una RSC que podríamos llamar gestionada o estratégica. Bajo esta óptica, dado que no tenemos la genética noreuropea ni la ética voluntarista anglosajona, la RSC debe adoptar la forma de una búsqueda de la excelencia en la gestión de las organizaciones. No es casual que haya sido en Iberoamérica donde ha nacido y ha tomado relevancia una norma de gestión como la SGE 21, que igual no es necesario en el norte y centro de Europa porqué su código genético sustituye a cualquier norma, ni tampoco en el mundo anglosajón porqué la relación entre empresa y comunidad es muy intensa y veraz.
Lejos pues de un simple trasplante, Iberoamérica requiere de una búsqueda de un modelo propio de RSC, acaso más basado en el hecho de buscar la forma en que ésta aporte ventajas a las organizaciones bajo una óptica de búsqueda de la excelencia, alineada con los objetivos de las organizaciones para ser sostenible en el tiempo, buscando un ganar-ganar con sus grupos de interés, donde todo el mundo gane y nadie pierda.
Para adoptar pues una RSC gestionada es bueno que:
1.- No pretendamos imitar a otras sociedades con códigos culturales distintos.
2.- Concibamos la RSC como algo que hay que construir, que no existe per se sino que hay que negociar con nuestros grupos de interés.
3.- Adoptemos esquemas de gestión de la RSC, ya sea basado en normas de gestión como la SGE 21, marcos de calidad total como EFQM o buenas prácticas de ISO 26000. La RSC tiene que aportar ventajas a medio y largo plazo.
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