
Conmueve su narrativa, irrita la negligencia de terceras personas, preocupa la indiferencia hacia el mundo de las personas con discapacidad, específicamente el mundo de quienes sufren parálisis, pero a la vez, genera un sentimiento de ayuda hacia el prójimo, no sé si fue el enfoque del autor, pero la lectura lleva a que personas discapacitadas hagan empatía y vean el mundo con una óptica diferente, no quedarse en el dolor, en la depresión o en la soledad, esa soledad que día a día envuelve, es poder seguir adelante, encontrar un nuevo norte, un nuevo destino, un nuevo horizonte, es ayudarse, es ayudar y eso siento que ha hecho Eduardo con este libro, ayudar a otras personas desde sus vivencias, no importa si la condición es de discapacidad o no, siento que el no serlo físicamente y leer el libro te hace reflexionar, ver desde una perspectiva diferente la vida, te sensibiliza, te hace grande y pequeño, te sientes mezquina y agradecida de la vida, pasas de la impresión a la depresión, en fin, Eduardo ha tocado mi fibra más interna con su libro.
Si sientes que te quedan pocas plumas en tus alas, píntalas en el lienzo de la vida y si sientes que te esperan del otro lado, solo estás adelantado tu partida, porque todo es sólo... cuestión de tiempo.
Publicado en Blog Responsable VENEZUELA
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